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«Buscó el mayor daño posible»

«Buscó el mayor daño posible»

El último Jurado que va a juzgar en España un incendio forestal ha declarado culpable del desastre que sufrió Gran Canaria hace 10 años al autor confeso de aquel fuego, pero no en los términos que este intentó plantear, sino dejando constancia de que buscó hacer «el mayor daño posible».

EFE / Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 1 de enero 1970

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El procesado Juan Antonio Navarro Armas, que se expone a una posible condena de ocho años y medio de cárcel, de los que ya ha cumplido tres y medio, ha utilizado todos sus turnos de palabra durante el juicio que se ha celebrado esa semana en la Audiencia de las Palmas para pedir perdón por lo que hizo y para asegurar que no quiso provocar daño alguno, sino solo evidenciar la falta de medios.

El Jurado reconoce en su veredicto a este vigilante forestal como atenuante el haber admitido los hechos casi desde el primer día (aunque inicialmente trató de desviar la culpa hacia «unos jóvenes toxicómanos»), el haber colaborado para que se esclarezca el caso y el haber aceptado la pena finalmente propuesta por la Fiscalía.

Sin embargo, el veredicto rechaza su versión de un fuego que «se le fue de las manos», para declarar probado que quiso «causar el mayor incendio posible» y quemar una de las joyas naturales de la isla, la Reserva de Inagua, el último reducto de una especie en peligro de extinción, el pinzón azul de Gran Canaria, incluso a sabiendas que estaba poniendo en riesgo las vidas de los biólogos que trabajaban en la zona y también de posibles senderistas.

El resultado de su acción fueron 19.291 hectáreas de terreno quemadas, en su mayoría forestales (el 97%) y de alto valor ecológico, 4.550 personas evacuadas de sus viviendas «por el peligro físico» al que se exponían, daños que las partes valoran en más de 17 millones de euros y la "peor tragedia ambiental" que han sufrido hasta la fecha las Islas Canarias, en palabras de la Fiscalía.

Y todo ello, precisa el veredicto, con un propósito: «Que se le ampliara su contrato laboral (que vencía al término de la campaña de verano) y demostrar con ello que no se podía prescindir del personal laboral en la lucha contra los incendios forestales».

El relato de hechos probados que plantea el Jurado sobre lo ocurrido el 27 de julio de 2007 en la cumbre de Gran Canaria remarca que este vigilante forestal se valió de sus conocimientos tanto técnicos como de la zona donde se encontraba (vivía en ese mismo municipio, Tejeda) para elegir como lugar donde iniciar el fuego un punto repleto de pinocha, piñas y vegetación seca, «una auténtica gasolinera» desde donde el fuego se propagaría con rapidez.

Y, en unas condiciones de altas temperaturas y viento favorables para que cualquier fuego se extendiera, prendió una sola cerilla.

Al comparecer ante el Jurado el primer día de la vista oral, el responsable del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) que investigó aquel incendio forestal resumió las consecuencias de esa cerilla de esta manera: «Nunca antes nadie había hecho tanto daño con tan pocos medios».

Las llamas encendidas por ese fósforo se propagaron ladera arriba sin que el acusado las detuviera, a pesar de que disponía de dos extintores, y se extendieron en abanico por «un efecto chimenea» para acabar generando nuevos focos, añade el veredicto.

Aquel fuego, que tuvo en jaque a los servicios de extinción de toda Canarias durante seis días, arrasó bosques, viviendas, terrenos de cultivo, animales, vehículos... incluso una de las atracciones turísticas del sur de la isla: el zoológico Palmitos Park.

El veredicto reconoce que esta causa ha estado siete años paralizada por razones ajenas al procesado, debido al complejo proceso seguido para determinar los daños y las indemnizaciones a alrededor de 400 afectados.

De hecho, de no haberse llegado al acuerdo por el que el Gobierno de Canarias y el Cabildo de Gran Canaria aceptan su responsabilidad subsidiaria como administraciones que habían contratado al procesado, el juicio se hubiera prolongado seis meses.

La cuantía de las indemnizaciones la determinará el magistrado que ha presidido el juicio, Salvador Alba, tras escuchar a las partes en una vista que se celebrará este viernes, ya sin Jurado.

A los miembros del tribunal, Alba les ha despedido esta tarde recordándoles que «pasarán a la historia de la Justicia en España como el último Jurado que ha juzgado un incendio forestal», ya que ese delito quedó fuera de las competencias de los tribunales populares tras la reforma legal de 2015, debido a su complejidad.

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