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CARMEN DELIA ARANDA
Las Palmas de Gran Canaria
Viernes, 13 de agosto 2021, 15:55
Algunos llevan más de un año sin ser quienes eran. La covid les ha dejado secuelas que les han impedido recuperar su vida normal. Al cansancio físico extremo se suma el abatimiento de ver cómo nadie se preocupa de abordar de forma integral las múltiples ... secuelas que les ha dejado la enfermedad. La covid persistente, con sus 200 manifestaciones clínicas asociadas, sigue siendo una asignatura pendiente para el sistema sanitario, también en Canarias. «Te mandan de especialista en especialista; ahora al neurólogo, al cardiólogo, al internista... Nos sentimos como pelotas de pin pon», sostiene Inmaculada Pérez del Toro, una de las portavoces de la asociación Covid Persistente de Canarias formada por 40 personas afectadas.
En mayo, el Gobierno de Canarias se comprometió con el colectivo a crear consultas multidisciplinares para abordar la enfermedad. Esta propuesta obtuvo el respaldo unánime del Parlamento canario, que aprobó el 16 de junio una proposición no de ley presentada por el neumólogo y diputado popular, Miguel Ángel Ponce, para el abordaje de las secuelas de la enfermedad. En la proposición, se define como covid persistente a la permanencia de síntomas de la enfermedad a partir de la tercera a cuarta semana después de la infección o por la reaparición de los síntomas tras un tiempo sin ellos. Además, en el documento parlamentario se reconoce que «su presencia no está relacionada con la gravedad de la infección inicial, por lo que pueden dar tanto en pacientes leves como graves».
Sin embargo, los afectados siguen encontrando médicos y especialistas que desconocen la naturaleza desconcertante de sus múltiples y variados problemas de salud y siguen sin contar con consultas multidisciplinares para tratar sus problemas respiratorios, musculares, neurológicos, circulatorios, digestivos, hepáticos, oftalmológicos...
Por el momento disponen de consultas postcovid de neumología en los principales hospitales de Canarias, que atienden únicamente a los enfermos que fueron hospitalizados, pero los especialistas no dan abasto con los que tienen la enfermedad en curso. Así, en Gran Canaria, «algunos enfermos estamos sin recibir rehabilitación ni pruebas respiratorias después de un año», comenta Pérez del Toro.
En Tenerife, la situación no es mejor. «Aquí se abrió una consulta de neumología para pacientes con covid persistente y la han cerrado. Están desbordados. De medicina interna tenía consulta en agosto y me la han aplazado a noviembre. No hay personal médico suficiente para atender a todos los pacientes covid. De neumología no hay seguimiento y de medicina interna quieren abrir una consulta de seguimiento cuando puedan», afirma Juan José Manzano, enfermero y afectado por el síndrome desde que se infectó, allá por marzo de 2020.
El sanitario sostiene que al menos los especialistas en neumología y medicina interna saben lo que es la covid persistente, pero el resto sigue ignorándolo. De hecho, aunque existe una guía clínica para abordar la nueva enfermedad, elaborada por la Sociedad de Médicos Generales y de Familia (SEMG) junto a varias sociedades científicas, pocos la conocen.
«La Consejería la tiene en sus manos desde el 6 de mayo. No la han enviado a ningún médico. Los colegios de Médicos de Canarias tampoco. No sabemos qué pasa», lamenta Pérez del Toro.
Además, el Servicio Canario de Salud ni siquiera ha asignado un código identificativo a esta enfermedad, algo que sí se ha hecho en Cataluña, Aragón o Asturias, añade la psicóloga que contrajo el virus en marzo de 2020.
Así no es de extrañar que los pacientes se topen con la más absoluta incomprensión cuando acuden a las consultas.
«Fui al neurólogo por las pérdidas de memoria y, sobre todo, por los episodios de desorientación que he tenido. Me dijo que era depresión: 'tómate esta pastilla y verás que mejoras automáticamente'. Le dije: No tengo ni ansiedad ni depresión, tengo covid persistente, ¿usted lo conoce? Y me dijo que no. Salí llorando de la consulta», explica Pilar del Águila Suárez, que desde que contrajo el covid hace cinco meses, además de este síntoma frecuente en el covid persistente, sufre otros como cefaleas, tos, febrícula, ojo seco, disnea, inflamación intestinal, problemas hepáticos... y así, hasta 36 males. Pero el peor y más extendido es el cansancio extremo, una fatiga que los incapacita para casi todo. «Menudo verano le estoy dando a mis hijos. No puedo llevarlos a a ningún lado porque me agoto. Si los llevo dos horas a la playa, luego estoy tres días en cama», lamenta esta funcionaria de 45 años.
A Del Águila le diagnosticaron la enfermedad el pasado 8 de marzo. Sufrió covid moderado. Tuvo neumonía pero evitó la hospitalización para atender a sus dos hijos, aislados con ella tras resultar positivos. La enfermedad tomó el timón y su vida ha dado un giro. Sin embargo, en su periplo por los especialistas, no solo se encuentra con el desconocimiento de la enfermedad sino con la incredulidad de los galenos. «El traumatólogo que me mandó rehabilitación me llegó a decir: 'Voy a creer en ustedes porque coinciden en muchos síntomas, pero algo raro hay'», dice enfadada por la falta de crédito de un síndrome que sufre entre el 10% y el 15% de las personas que enferman de covid, por lo que España podría haber unos 500.000 afectados.
Ella, como las personas que han tenido secuelas tras sufrir covid leve o moderada y no fueron ingresadas, ni siquiera tiene acceso a la consulta de seguimiento postcovid de neumología.
«Hay mucha incertidumbre y pocas certezas sobre lo que nos pasa. Es desesperante», sostiene Del Águila, quien vaticina que, con el alto nivel de contagios de los últimos meses, es probable que la próxima pandemia sea de covid persistente.
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