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El misionero riojano José María Chávarri estuvo destinado en Sierra Leona entre 1992 y 1995, y vivió en primera persona crudos episodios de la guerra.
«En Sierra Leona, con 45 años eres ya un anciano»

«En Sierra Leona, con 45 años eres ya un anciano»

La guerra desmembró a las familias y obligó a muchos analfabetos a refugiarse en la capital

Domingo, 28 de marzo 2021, 00:09

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La dignidad y los valores humanos se fueron con la guerra, según Seydou Zachariah Jalloh. «Transformó a la gente. Hoy es difícil encontrar familias unidas, hay muchos huidos y desaparecidos, y otros se desplazaron a la capital donde malviven sin saber leer ni escribir. Sierra Leona en un país donde sus habitantes son ancianos a los cuarenta y cinco años».

La violencia y la corrupción permanecen como lacra heredadas del pasado reciente. La Comisión para la Verdad y la Reconciliación estableció que la intimidación, el mal gobierno, el nepotismo y la exclusión de la juventud fueron las causas del conflicto, situaciones que persisten en la vida contemporánea de Sierra Leona. «La situación social y económica no ha cambiado mucho», admite el padre Peter Konteh, director de Cáritas en Freetown y uno de los observadores privilegiados de lo que ha sucedido en el país durante los últimos veinte años. Como miembro fundador de un Consejo Interreligioso, ha impulsado la participación de cristianos y musulmanes en el proceso de reconstrucción.

Este sacerdote puso en marcha una clínica para los amputados y heridos de guerra que mendigaban y entre los que incluyó a las mujeres forzadas a ser concubinas de los comandantes del RUF. Como colaborador de la ONG española Manos Unidas, ha tomado parte en planes para luchar contra la violencia de género, la precariedad de los niños huérfanos, las víctimas de corrimiento de tierras o la asistencia a enfermos de ébola o Covid-19.

Como conductores

Aquellos muchachos ebrios de alcohol y poder gracias a sus AK-47 fueron incluidos en un programa de desmovilización. «Fueron desarmados, pero sus mentes, no», arguye Konteh, que afirma que la mayoría tan sólo recibió un breve instrucción durante seis meses. Su instinto de supervivencia los condujo al crimen, al robo o el carterismo; y hoy, ya adultos, muchos conducen bicicletas comerciales o típicos minibuses locales, conocidos como 'poda-poda'.

Todos los que vivieron la guerra no quieren repetirla, pero los jóvenes, ajenos a su historia, participan de esa fascinación universal por la violencia. El 65% de la población tiene entre 15 y 35 años y constituye un colectivo demasiado amplio para un mercado de trabajo débil.

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