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Una gran familia en un hospital improvisado

Una gran familia en un hospital improvisado

Mas de un centenar de personas trabajaron en el puesto sanitario habilitado a las puertas del hotel del sur de Tenerife. En un día diagnosticaron a 1.000 personas, entre huéspedes y trabajadores. Su responsable dice que la coordinación fue «perfecta»

Rosa Rodríguez y Santa Cruz de Tenerife

Jueves, 16 de julio 2020, 10:22

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Marcela Posca se deshace en elogios hacia el «impresionante equipo humano» que en un día montó y echó a andar «un hospital» por fuera del hotel H10 Costa Adeje Palace para poder atender a los clientes y trabajadores que quedaron aislados dos semanas por el brote de coronavirus importado por un grupo de 10 italianos que se alojaban en el establecimiento. «Hemos sido como una gran familia que ha trabajado con una coordinación perfecta; gente que nos conocíamos pero que nunca habíamos trabajado juntos... eso ha sido lo más positivo», sostiene Posca, medica de urgencias y directora territorial del Servicio Canario de Urgencias (SUC), la persona que junto a Clara Gironés, directora médica de la gerencia de Atención Primaria de Tenerife, montó el operativo nada más conocerse el primer positivo en el alojamiento del sur de Tenerife el pasado 24 de febrero.

En las fotos «solo salen unos pocos», pero fueron un centenar de profesionales los trabajaron «en jornadas de más de 24 horas para poder valorar a todos los huéspedes y saber quién podría estar enfermo o ser susceptible de estarlo», recuerda Posca, que asegura que «gracias a la buena predisposición de los clientes y los trabajadores del hotel» se pudo sacar adelante de una manera, a su juicio, «muy satisfactoria».

«Es que, ¡por el número de personas y de habitaciones, el Costa Adeje es mayor que un hospital!», reflexiona apenas 24 horas después de desmontar el operativo que empezó de una manera «rudimentaria», porque llegaron, dice, «montados en uno de VIR [vehículo de intervención rápida del SUC] cargados con carpas y el primer material» que intuían que iban a necesitar.

En ese primer momento enviaron a todos los huéspedes a sus habitaciones y fueron una por una tomándoles la temperatura y viendo síntomas y antencedentes médicos. «Pasamos por 400 habitaciones y tomamos la temperatura a 865 turistas, además de los 200 trabajadores; estuvimos todo el día», indica Posca, que recuerda que al mismo tiempo trabajaban en la trazabilidad del paciente que dio positivo. La siguiente decisión fue confinar en las habitaciones al grupo que viajaba con él.

Cada positivo de ese grupo era un mazazo, pero aislarlos, cree Posca, evitó que el virus se propagara por el hotel, en el que había alojadas «personas mayores, con patologías variadas, embarazadas, niños...». Una gente que, además, tenía «otras necesidades, porque «había quien necesitaba medicación, compresas o leche para bebés». De la medicación se encargaba la farmacia de La Candelaria y de todo lo demás el Ayuntamiento de Adeje, que también les proporcionó los contenedores que conformaron ese hospital improvisado y habilitó un albergue para que descansaran.

Casos graves, asegura, no hubo, pero sí «muchas anécdotas», como la de un señor con marcapasos que tenía programado un cambio de pila y que «después de consultar a la empresa de marcapasos en Boston y a su cirujano» comprobaron que aún aguantaría un mes mas o el de otra turista letona embarazada que después de 8 de marzo ya no podría volar. «Al final estaba de 28 semanas y pudo aguantar al día 10 que acababa la cuarentena y regresar a su país».

Torre de babel

«La comunicación al principio fue horrible», reconoce Marcela Posca, que considera «fundamental» el papel que jugaron intérpretes, un grupo de voluntarios de una asociación de guías turísticas que asistió al personal sanitario que tenía que lidiar «con gente de 24 nacionalidades», sin contar a los españoles. Igualmente Posca destaca la labor de los psicólogos voluntarios que atendieron a los huéspedes y trabajadores «con un teléfono inalámbrico desde el exterior del hotel». Tampoco quiso olvidar a los técnicos de las ambulancias, a los enfermeros y demás trabajadores, por supuesto, los médicos que han estado en el puesto.

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