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Taliarte se aferra a su «cero Covid-19»

Más de 500 personas, entre usuarios y personal, conviven en la residencia teldense, en Gran Canaria, uno de los tres centros sociosanitarios con mayor capacidad de las islas y el único de ellos que, de momento, sigue libre de contagios.

Jueves, 1 de enero 1970

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La Residencia Taliarte, con capacidad para casi 300 usuarios, es una de las instalaciones sociosanitarias más grande de Canarias junto a la de El Sabinal, también en Gran Canaria, y Santa Rita, en la isla de Tenerife, todas ellas de titularidad pública. Y pese a trasiego diario de sus más de 200 usuarios y una plantilla formada por más de 300 personas ha esquivado al temido coronavirus. «El equipo médico tuvo la previsión de decir ‘Esto es muy peligroso’, así que iniciamos las medidas de aislamiento y el uso de mascarillas durante todo el turno antes de que empezaran a salir los decretos», explica la responsable del centro, Esther Monzón.

Gracias a eso hoy salen todos los días al balcón a aplaudir y a recordarles a las familias de los usuarios que siguen cuidando a sus mayores.

En diciembre unas obras obligaron a cerrar la cuarta planta. Gracias a ello «tenemos una zona arreglada y preparada por si tenemos que aislar a alguien», añade Monzón. La antigua estructura del edificio les facilita mantener medidas estrictas de aislamiento sectorizando las plantas. «El personal de las estaciones 1 y 2 no se cruza con el de la 3 y la 4. Tenemos espacios muy abiertos y nos permite ventilar bien», añade.

Al comienzo de la epidemia, reconoce Monzón, cambiar los hábitos requirió un esfuerzo adicional. «Quizás por la incredulidad sobre el peligro de la enfermedad, porque se decía que era como una gripe». Pero enseguida el personal se adaptó. «El factor riesgo aquí, desde que se cerró la residencia a familiares, somos nosotros», por eso, continua Monzón, «se adoptaron esas medidas temporales extraordinarias». Al comienzo con «mascarillas caseras», ante la falta de material que también afectó al personal sociosanitario. También se toman la temperatura a la entrada de cada turno. «Parecemos chinos», bromea Monzón, «pero la gente está súperimplicada».

Cambios

En eso coincide Gustavo Rodríguez, coordinador del equipo de auxiliares de enfermería de Taliarte. «Nos adelantamos a todos los protocolos y eso ha sido un factor importante». Se tuvo que reestructurar al personal, y, de hecho, abunda, la plantilla ha aumentado en un 10%, según estima. El trabajo no solo ha cambiado por las medidas de seguridad, también por la ausencia de familiares. «Algunos si no reciben visitas se ponen tristes. Así que ahora hacemos el papel de los familiares hablando con ellos».

El valor de los cuidados

Las familias están en contacto con los usuarios a través de videollamadas a través de siete teléfonos que se han habilitado para ello y el personal médico las mantiene informadas. Un esfuerzo que muchas reconocen enviándoles correos de agradecimiento. «Hay mucha tensión y esos mensajes nos dan ánimos», afirma Monzón. Si no tienen un familiar que necesite cuidados no se valora este trabajo, comenta. «Es una pena que tengan que pasar estas cosas para que lo valoremos», añade Monzón.

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