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Con los datos diarios de nuevos contagios de coronavirus disparados durante la última semana (el viernes se notificaron de forma oficial 922 y el jueves otros 971, el récord de la desescalada), las autoridades sanitarias empiezan a mentalizarse de que la segunda ola de la enfermedad está llamando a las puertas e incluso no descartan que su azote haya empezado ya. «Tenemos brotes importantes. Puede que sea una segunda oleada», afirman sin ambages desde el Ministerio de Sanidad. Por ello, ahora los Gobiernos regionales ponen el foco en reclutar de urgencia a nuevos rastreadores después de constatar que su número es insuficiente en algunas autonomías y comprobar que la transmisión comunitaria es un hecho en zonas de Aragón y Cataluña.
La Comunidad de Madrid, que no se encuentra aún entre las regiones que Sanidad considera «con problemas», teme que los casos se disparen después de que se haya detectado un repunte de contagios de Covid-19 en el sur de la región, concretamente en las localidades de Leganés, Móstoles y Fuenlabrada (entre las tres suman 390.000 habitantes).
El consejero de Sanidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, reconoció este sábado «un ligero cambio de tendencia» desde principios de semana mientras se sigue trabajando «para tener un conocimiento real de cómo se comporta la pandemia en la Comunidad y si ese ligero crecimiento se traduce en la parte asistencial». Según los datos que aportó, los rastreadores en la región solo ascienden a 182, uno por cada 47.000 habitantes, muy lejos de la recomendación de uno por cada 5.500.
En el caso de Cataluña, la situación es similar y los alcaldes del área metropolitana de Barcelona piden desesperadamente a la Generalitat que se reclute a más rastreadores. La región cuenta con unos 800 sanitarios dedicados a estas labores, según afirmaron el viernes pasado, y admiten «debilidades»en la gestión del seguimiento de casos.
Según un informe publicado por el Instituto de Salud Carlos III, la falta de rastreadores hace que no se detecten contactos de los contagiados en uno de cada tres casos (el 38% del total). Si se suman los datos que han ido aportando las comunidades, en toda España se calcula que trabajan unos 3.500 rastreadores, mientras que la cifra óptima debería aproximarse a los 8.500 para cumplir a rajatabla los criterios de la OMS.
Mientras tanto, el Ministerio de Defensa ha previsto un sistema de rastreo para la detección precoz y tiene pensado capacitar a personal militar como rastreadores, que además podrán estar a disposición de las autoridades que lo requieran.
Pero estas carencias aún no se han solucionado y el país sigue pendiente de los rebrotes que poco a poco van tiñendo de rojo el mapa. Sanidad calcula que actualmente 281 focos siguen activos en España y los contagios repuntan en 30 provincias.
La peor parte se la siguen llevando Aragón, Cataluña, Navarra y País Vasco, que son las comunidades que han registrado una mayor incidencia de casos en las dos últimas semanas, y las reuniones familiares son el ámbito más frecuente de exposición al virus, responsables del 25% de los nuevos contagios.
Desde el 11 de mayo hasta el 23 de julio se han identificado un total de 35.482 casos de coronavirus en España. Un 7% de ellos ha sido hospitalizado, un 0,5% trasladado a la UCI y un 0,6% ha fallecido. El Carlos III advirtió ayer de que se observa un «aumento» de la incidencia acumulada de la enfermedad, que creció un 85% desde la primera semana de julio a la segunda y un 55% desde esa a la tercera semana del mes.
Estos datos también preocupan fuera de nuestras fronteras. A última hora de la tarde de este sábado, el Gobierno británico anunciaba la imposición de una cuarentena de 14 días a los viajeros provenientes de España, también a sus nacionales, que entrará en vigor este domingo. Una medida que Reino Unido ya decretó el pasado marzo, con la primera embestida de la pandemia.
La decisión llega después de que Francia decidiera el viernes recomendar a los ciudadanos franceses que eviten viajar a Cataluña por el elevado número de contagios registrados en esa comunidad autónoma que conecta con el territorio galo. Una decisión que se suma a la de Bélgica, que prohíbe los viajes no esenciales de sus ciudadanos a Huesca y Lleida y vigilará a los viajeros que provengan de Navarra.
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