Condenan a un hospital por la muerte de una paciente que contrajo covid por negligencia

Lo hechos comenzaron el 6 de septiembre de 2020, el año de inicio de la pandemia, cuando una mujer, M. P. G., llegó a urgencias del Hospital Río Carrión de Palencia y fue ingresada por un «síndrome febril por una celulitis con bacteriemia», una patología totalmente ajena al coronavirus. Durante su estancia en urgencias, como al resto de pacientes, se le realizó un test rápido de antígenos para SARS-CoV-2 que resultó positivo, pero que llegó con la advertencia de que el contagio no podía considerarse real hasta que esta prueba de urgencia se pudiese completar con otra más específica realizada por el laboratorio.

Sin embargo, y antes de que se pudiese salir de dudas sobre la existencia o no del positivo, esta mujer fue ingresada en una de las plantas en las que se trataba a pacientes con covid y, de hecho, compartió habitación con otra mujer a la que ya se le trataba por una infección probada por coronavirus.

A las 12:00 horas del 7 de septiembre los médicos comunicaron a sus hijos que su madre no se había contagiado por el SARS-CoV-2 -la prueba específica era negativa- y que por esa razón iba a estar en aislamiento. No obstante, la mujer continuó en la habitación con la paciente infectada por covid otras ocho horas más, hasta que a las ocho de la noche la cambiaron de habitación y la mantuvieron aislada de otros enfermos. Además, según relatan los hijos, el cambio se produjo después de que ellos se enterasen por una llamada de la compañera de la habitación de su madre que compartía estancia con una paciente positiva en coronavirus y llamasen de inmediato al hospital para pedir explicaciones sobre lo que estaba ocurriendo.

Siete días después del ingreso y del contacto con la paciente con coronavirus, M. P. G. dio positivo en una PCR a covid y una semana después ya había desarrollado sintomatología de la enfermedad. El 9 de octubre de 2020, un mes después de su ingreso por urgencias y unos 19 días después de manifestarse la sintomatología derivada del contagio por SARS-CoV-2, murió como consecuencia de las complicaciones de la infección por covid.

El tribunal rechaza los argumentos del centro sanitario y de la consejería castellanoleonesa, que insisten en que en este caso se siguieron los protocolos. Muy al contrario, los magistrados mantienen que se trata de un caso de mala praxis sanitaria, porque estiman que es de sentido común «que un presunto infeccioso hasta que no se confirma que lo es no puede ser ingresado en una habitación compartida con otro que ya está diagnosticado como tal».

Tampoco consideran que los hechos puedan justificarse por una falta en ese momento de una estancia aislada en el hospital donde ingresarla en tanto se podía confirmar si era o no positiva al SARS-CoV-2. En el hospital, aclara la sala, había estancias libres suficientes para ingresar a la paciente en habitación no compartida, como lo demuestra su traslado a una de estas características 18 horas después de su llegada, «lo que hubiera evitado el contagio hospitalario que se produjo al ingresarla en una habitación con una paciente ya confirmada con covid-19».