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Desde el pasado mes de junio, cuando se puso en marcha un nuevo programa para atender los trastornos graves de personalidad en el hospital Juan Carlos I de la capital grancanaria, este dispositivo ha atendido alrededor de 3.500 consultas.
El objetivo, ofrecer una atención intensiva a personas que sufren trastornos graves de personalidad, principalmente trastorno límite de personalidad (TLP), una patología que registra una tasa de suicidios del 10%.
Según explica el coordinador del programa, Fernando Rodríguez Otero, se trata de un trastorno mental que aparece en la adolescencia y se caracteriza por la dificultad en la construcción de la identidad, las conductas impulsivas y la incapacidad para regular las emociones.
Las personas que presentan los cuadros más graves de este tipo trastorno son las que se tratan en este programa ambulatorio intensivo. «Ahora estamos atendiendo a 50 pacientes; 25 del área Sur de Gran Canaria y otros tantos del área Norte. Cada paciente acude al programa de lunes a viernes con entre tres y cuatro consultas a la semana. En principio, la intervención dura unos seis meses», aunque hay pacientes que requieren más tiempo, indica el psiquiatra que coordina un dispositivo formado, además, por tres psicólogos clínicos y dosenfermeras especialistas en salud mental.
Rodríguez señala que, según los datos preliminares, las visitas a urgencias se han reducido en un 80% en los pacientes tratados.
Actualmente, el servicio tiene una lista de espera de 60 pacientes, si bien la demora desde que son derivados desde las unidades de Salud Mental hasta que se les atiende en este servicio es de entre una y dos semanas, calcula el coordinador del programa.
El trastorno límite de personalidad aparece en la adolescencia, aunque se suele diagnosticar a partir de los 18 años y puede perdurar en el tiempo, señala el coordinador del Programa Ambulatorio Intensivo para el Abordaje de Trastornos de Personalidad, Fernando Rodríguez.
Así, la mayoría de las personas atendidas en este dispositivo tiene entre 18 y 30 años, principalmente son mujeres, con episodios de conductas autolíticas previos.
Según Rodríguez, la patología tiene un factor biológico que se exterioriza con un comportamiento hiperbólico, al que se unen condiciones ambientales adversas, ya que el 30% de los pacientes con trastorno límite de personalidad ha sufrido abandono, maltrato o abuso sexual.
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