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El aumento de la pubertad precoz, es decir, el inicio del desarrollo de los caracteres sexuales a edades cada vez más tempranas, preocupa a los endocrinos pediátricos que en estos días analizarán las causas y las consecuencias de este fenómeno durante el 46º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica que se celebra en la capital grancanaria.
En el caso de las niñas el primer signo de la pubertad precoz se da en menores de ocho años con el desarrollo del botón mamario y en los niños, con el crecimiento testicular antes de los nueve años, explicó Sofía Quinteiro González, jefa de la Unidad de Endocrinología Pediátrica del Complejo Hospitalario Universitario Insular Materno Infantil de Gran Canaria.
«Hay cada vez más estudios que avalan que efectivamente se están dando más casos de pubertades precoces», señaló Quinteiro sobre un trastorno del desarrollo que, a raíz de la pandemia, se ha disparado, «probablemente porque se ha incrementado también la obesidad».
«Ahora, hablamos de COVID-obesidad, es decir, es un problema ligado a la pandemia que incrementó mucho más los porcentajes de sobrepeso y obesidad infantil y eso también afectó al incremento de pubertades precoces», resaltó la endocrina.
El desarrollo adelantado de la infancia puede estar causado por factores genéticos y otros de carácter ambiental, como la exposición a los disruptores endocrinos, «sustancias químicas que tenemos en el ambiente y que imitan o bloquean la acción de una hormona natural», apuntó la endocrina.
Estos elementos están presentes en todas partes; desde botellas y envoltorios de plástico, en los restos de pesticidas depositados en el suelo, los microplásticos cada vez más abundantes en el medio natural, los parabenos presentes en muchos cosméticos o en las fibras textiles.
«En el ambiente hay muchísima exposición a disruptores, hay tantos que es imposible controlar», señaló la especialista, que aboga por crear una guía para «evitar esta exposición inadvertida a disruptores endocrinos» donde se recomiende, por ejemplo, evitar el consumo de productos envueltos o embotellados en plástico.
Otro factor que precipita la pubertad precoz es la obesidad y el sobrepeso infantil, que en Canarias afecta a cerca del 40% de los niños y niñas, según indicó el endocrino pediátrico, Yeray Novoa.
«La obesidad incide en la conversión periférica en la grasa corporal hacia estrógenos y eso favorece la pubertad precoz. Es un tema hormonal», señaló Quinteiro.
No obstante, la experta señala que la pubertad precoz no es muy frecuente en la población infantil, aunque su incidencia está aumentando, y acorta el tiempo de crecimiento de niños y niñas, por lo que se quedan más bajos.
Otro aspecto ligado a la obesidad infantil, la diabetes, centrará algunas de las ponencias del congreso, incluida la investigación del pediatra Yeray Novoa sobre la prevalencia de la diabetes tipo 1 en el archipiélago.
«En Canarias tenemos la incidencia más alta de diabetes tipo 1 en edad pediátrica en España», señaló el investigador quien sospecha que este hecho pueda deberse a la relación genética con el norte de África.
En el archipiélago hay unos 30 casos de diabetes tipo 1 por cada 100.000 niños menores de 14 años, lo que supone el doble que en el resto del Estado, señaló Novoa. «En Gran Canaria tenemos unos 30 o 40 niños que debutan con diabetes tipo 1 al año aproximadamente», abundó el pediatra.
En cuanto al abordaje de la diabetes en la infancia, la presidenta de la Sociedad de Endocrinología Pediátrica, Itxaso Rica, destacó los sistemas integrados para abordar la patología en menores con diabetes tipo 1, un tratamiento que mejora el control metabólico y la calidad de vida de los pequeños y sus familias.
«Un niño con diabetes tipo 1 se tiene que inyectar insulina, o le tienen que inyectar insulina, cinco veces al día. Un proceso laborioso y que no les gusta nada. El sistema integrado inyecta la insulina gota a gota a través de un catéter y se inyecta una vez cada tres días», indicó la endocrina.
Este sistema evita inyecciones y dosifica mejor la insulina adecuando el tratamiento a las necesidades del niño cuyos niveles de glucosa se controlan minuto a minuto y determinan la administración de la insulina.
«Las decisiones de cuánta dosis administrar de insulina en cada momento al paciente infantil las hace el mismo sistema. Esto descarga de mucho trabajo a los padres de un niño con una diabetes de dos años y supone una mejoría clara del control de la diabetes y la calidad de vida», resaltó Rica.
La obesidad puede precipitar el debut de la diabetes tipo 1 y es la causa directa de la aparición de la diabetes tipo 2 y, en el caso de la población infantil, supone un grave problema de salud pública.
«En Canarias tenemos unas cifras de incidencia de obesidad y sobrepeso infantil de las más altas de España, que afectan a alrededor del 40% de la población pediátrica», subrayó Novoa, quien cree que los factores genéticos podrían influir, pero sobre todo las costumbres isleñas -hábitos de alimentación, de actividad física y de sueño- y a los factores socioeconómicos.
En este sentido, Novoa recordó un estudio que detectó que los casos de obesidad en el alumnado de los colegios públicos duplicaban a los de los centros educativos privados, con un nivel socioeconómico más alto.
«La obesidad es fruto de la sociedad», señaló por su parte la presidenta de la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica, Itxaso Rica Echevarría, quien señala que esta patología no solo es un asunto de orden sanitario, sino político y social.
Rica aboga por campañas de prevención de la obesidad en la infancia y señala que su eficacia ya se demostró en Estados Unidos donde se logró frenar el aumento de la incidencia.
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