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Marta Del Nero
Las Palmas de Gran Canaria
Viernes, 25 de marzo 2022
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El cambio de horario, como cualquier otro estímulo, puede llegar a tener efectos sobre la salud, dependiendo principalmente de la respuesta, tanto individual como colectiva.
Aunque no llega a incidir en las estadísticas, las alteraciones que produce el cambio de horario afectan a individuos y grupos, especialmente a aquellos individuos que poseen una estructura biológica y psicoemocional poco flexible, además de a las personas sujetas a realizar actividades en horarios rígidos.
La vida se estructura a través de los denominados ritmos biológicos, que son ciclos repetitivos que se desarrollan a lo largo del tiempo, los cuales vienen marcados por el 'reloj biológico'. Los ritmos biológicos pueden variar por diversas razones, no obstante, un cambio externo en los ritmos biológicos de un individuo puede producir molestias si éste no es capaz de adaptarse a este nuevo ritmo con una cierta facilidad.
A la hora de adaptarse a estos cambios externos, la actitud con la que el individuo se enfrenta a éstos supone un factor esencial.
En lo que a las personas sujetas a realizar actividades en horarios rígidos respecta, el proceso de adaptación puede variar desde lo inmediato hasta días y semanas, ya que las modificaciones en los horarios de trabajo, por ejemplo, tienden a producir estrés acumulativo que genera un mayor consumo de energía del organismo, la cual habrá de recuperarse mediante el descanso, la correcta alimentación y el esparcimiento.
Hay individuos que no logran adaptarse al cambio y sufren molestias hasta que se recupera el horario estándar, que aunque resulte inverosímil, parece haber un consenso en que el retorno al horario estándar genera menores problemas, tanto de salud como a la hora de adaptarse a éste, que la instauración del horario de verano.
Para facilitar la adaptación a este tipo de cambios, profesionales de la salud recomiendan mantener los horarios de alimentación, garantizar el descanso durmiendo las horas apropiadas en completa oscuridad y sin ruidos (algunos medicamentos como la melatonina pueden facilitar el descanso efectivo), realizar ejercicio físico, mantener el pensamiento ocupado en «cosas más importantes» que el cambio de hora y atender las necesidades y demandas del organismo en lo físico, intelectual y emocional.
En el sistema nervioso central: somnolencia, irritabilidad, dificultades en la atención, la concentración y la memoria.
Fatiga, baja en el rendimiento, menor productividad, dolor de cabeza y gripes.
Malestar general, desorganización de su ritmo biológico y falta de descanso reparador.
Cambios en el estado de ánimo, depresión y nerviosismo.
Trastornos alimenticios y digestivos: aumento de secreción del jugo gástrico, disminución diurna y aumento nocturno del apetito, dispepsia, flatulencia, meteorismo, diarrea o estreñimiento y en ocasiones dolores abdominales permanentes o de tipo cólico, e incluso úlcera péptica.
Aumento de molestias psicosomáticas.
1. Una hora más de luz natural y mayor luz solar por las tardes. Se dispondrá de más horas de luz debido a que la noche llegará más tarde; esto se traduce en un aumento de las posibilidades para disfrutar del tiempo de ocio, evitándose el sedentarismo.
No obstante, aumentar una hora de luz al día implica una mayor exposición a temperaturas elevadas y al sol, incrementándose la posibilidad de sufrir una insolación o una deshidratación y a largo plazo, padecer de algún tipo de cáncer de piel.
2. Posible ahorro en el consumo de energía eléctrica. Cuanta mayor sea la luz natural de la que se disponga en el hogar, menor será la necesidad de depender de iluminación artificial.
Otras posibles áreas que pueden verse afectadas de forma positiva por el cambio de horario son el tráfico (por una mayor seguridad vial), las comunicaciones, el ocio y el turismo.
Actualmente, existe en España un debate sobre los verdaderos beneficios que el cambio de horario puede conllevar, ya que el ahorro energético que presuntamente genera dicho cambio ha ido disminuyendo con el paso de los años y la factura de la luz experimenta un incremento incesante, hasta alcanzar un punto en que el ahorro resulta casi insignificativo.
Por otro lado, se ha desarrollado paralelamente un debate en cuanto al huso horario en el que se sopesa si España debería volver a instaurar su huso horario correspondiente, el Meridiano de Greenwich (GMT 0), en lugar de mantener el huso horario occidental (GMT+1) que España adoptó por razones bélicas.
Aunque más de dos mil millones de trabajadores de más de 70 países experimentan el cambio de horario, no existen evidencias estadísticas de daños significativos en la salud del individuo derivados del cambio al horario de verano.
A pesar de ello, hay casos de localidades que han eliminado el cambio horario y han experimentado una transformación positiva teniendo en cuenta que los ciudadanos de estos estados no reportan síntomas asociados al cambio de horario y manifiestan sentirse más estables, como es el caso del Estado de Sonora y el Estado Quintana Roo, ambos estados mejicanos.
Por lo que, teniendo en cuenta la reducción del ahorro energético derivado del cambio y los posibles efectos sobre la salud que implica éste, parece que la integración de un horario estándar resulta más adecuada y efectiva que tener que realizar cambios de horarios en los meses de marzo y octubre.
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