Pioneros en la protección de víctimas

«Esa etapa de crisis puede durar meses», explica el oficial responsable del Gramu, José Manuel Herrera. En ese tiempo, reconoce, muchas bajan la guardia y «perdonan a su agresor», pero otras sigue adelante y ahí es donde los seis agentes que integran el Gramu la acompañan, le hacen seguimiento y vigilan para que su agresor cumplan con el alejamiento impuesto por el juez.

Cada una de las agentes (son cuatro mujeres y dos hombres) hacen seguimiento a una treintena de víctimas de violencia machista. Desde octubre del año pasado, cuando la capital tinerfeña se adscribió al Sistema de Seguimiento Integral en los casos de Violencia de Género (VioGén), comparten con la Policía Nacional la protección de las víctimas, pero desde 2004, cuando se creó la unidad, habían trabajado en paralelo, asesorando a las mujeres y «hasta haciendo de psicólogas», dice María Jesús Molina, la primera agente de la Policía Local que se dedicó a la atención a las víctimas de violencia machista.

El Gramu es la única unidad de la Policía Local especializada en la atención a mujeres víctimas de violencia machista realmente activa en el VioGén y, además, pionera en Canarias. Ambos aspectos le han valido el premio Meninas de este año, que hoy, Día Internacional Por la Eliminación de las Violencias hacia las Mujeres, entrega la Delegación del Gobierno en Canarias.

En ese seguimiento que se les hace a las víctimas, que pueden solicitar asistencia las 24 horas del día, también se sigue a su agresor y se vela por que cumpla la orden de alejamiento. De él conocen no solo quien es, sino donde vive, donde trabaja, con quien se relaciona, «lo sabemos todo de su vida», dice Molina, que admite que más del 90% de los hombres colabora, sobre todo, apostilla el oficial Herrera, «cuando se le recuerda que un incumplimiento por su parte puede llevar a una detención y que de ahí a la prisión no hay más que un paso».

La mayoría de los casos terminan bien y víctima y agresor acaban completamente desligados, pero en otros no es así y eso, reconoce Molina es «lo más frustrante» de su trabajo.

«Llegamos hasta donde podemos», asegura la agente María Jesús Molina, consciente de que «cualquier fallo en el trabajo le puede costar la vida a una mujer». Entre las decenas de víctimas a las que ha hecho seguimiento el Grupo de Atención a la Mujer (Gramu) de la Policía Local de Santa Cruz de Tenerife (actualmente protege a unas 150 mujeres de bajo y medio riesgo de tres zonas del municipio –la Policía Nacional lo hace de dos zonas y a las víctimas de riesgo alto o extremo, 441 casos–) ha habido casos en los que los maltratadores las vuelven a agredir y también algún asesinato.

Para ellos, que la unidad esté integrada en el sistema VioGén ha sido fundamental, porque la información que contiene es «de mucha utilidad policial» a la hora de proteger a las víctimas.

Molina recuerda «con mucho dolor» el caso de Iris Francés, una mujer de 35 años a la que su exmarido asesinó en 2015, dos años después de que la pareja se separara. Había presentado dos denuncias por acoso y maltrato continuado, pero el juez rechazó la orden de protección por falta de pruebas. «Iris presentó aquí la denuncia y nosotros la acompañamos en el juicio y la protegíamos, pero no llegamos a todo, solo hasta donde podemos», relata Molina que, como el oficial José Manuel Herrera, no puede reprimir la rabia y la «impotencia» que siente cuando el final es tan trágico.

El caso de Iris aún les «duele» y aseguranque en los 15 años que llevan asistiendo a mujeres se han encontrado con todo tipo de violencias: físicas, psicológicas, sociales o económicas y todas las víctimas llegan «devastadas» y con una «dependencia emocional de su agresor tremenda», dice María Jésus Molina, de ahí, explica, que sea tan difícil mantener el cordón de seguridad en torno a ellas. También han visto como la media de edad de las denunciantes cada vez es más temprana, sobre los 40 años, pero con mujeres «muy muy jóvenes» agredidas también por hombres jóvenes.

Molina y Herrera ven «muy preocupante» la vuelta atrás que notan los últimos años y cómo las mujeres más jóvenes «llegan a normalizar situaciones de violencia».

El Sistema de Seguimiento Integral en los casos de Violencia de Género (Sistema VioGén) contabilizaba en Canarias en octubre pasado a 39.059 víctimas de violencia machistas y 43.160 casos de los que están activos 4.090, en Las Palmas 1,946 y 2.144 en la provincia de Santa Cruz de Tenerife.

De esos casos, las policías locales atienden 384 y a un total de 292 víctimas, de los que están activos 147, todos atendidos por el Grupo de Atención a la Mujer (Gramu) de la Policía Local de Santa Cruz de Tenerife, en tanto que es el único cuerpo municipal plenamente integrado en el VioGén. De esos 147, un total de 60 no presentan un riesgo apreciable, 70 tiene bajo riesgo y 17 medio, «pero en cualquier momento un caso en el que no se aprecia riesgo se puede volver extremo», asegura José Manuel Herrera, el oficial responsable del Gramu.

En ese momento es fundamental, explica Herrera, en Santa Cruz de Tenerife se disparan todas las alertas a través de la plataforma Europop de la Policía Local de Santa Cruz de Tenerife para que las distintas unidades que están en la calle acudan a la zona donde reside la víctima en apoyo del Gramu y del agente protector de la mujer en riesgo. «Los agentes de uniforme son un apoyo fundamental para nosotros», explica la agente protectora María Jesús Molina, que como los otro seis agentes de la unidad va de calle y se desplaza en vehículos sin distintivo alguno.

El VioGén es un sistema nacional en el que se vuelcan todos los datos y circunstancias de las víctimas de violencia machista y de sus agresores que se puso en funcionamiento en 2007, cuatro años después de la aprobación de la Ley de Violencia Machista.