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Nuevos estudios cierran el cerco genético al origen de los canarios

Nuevos estudios cierran el cerco genético al origen de los canarios

Una investigación en poblaciones neolíticas del norte de África arroja más luz sobre la procedencia de los aborígenes. Estudiar las migraciones en la zona podría llevar a la cuna de los guanches

Rosa Rodríguez y Santa Cruz de Tenerife

Jueves, 1 de enero 1970

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El origen de los antiguos canarios ha sido y sigue siendo un tema que suscita un gran interés. La relación de los primeros pobladores de las islas con poblaciones del norte de África se ha venido evidenciado a lo largo de los años desde distintas disciplinas, pero quizás la más contundente sea la genética. Cada vez son más los estudios que cierran ese cerco genético en torno al lugar de procedencia de los guanches y el último, asegura la investigadora del Departamento de Genética de la Universidad de Stanford (Estados Unidos), recientemente incorporada a la ULL, Rosa Fregel, sirve «para seguir indagando» porque «todas las migraciones que afectaron al norte de África son necesarias para interpretar lo que aparece en los aborígenes canarios».

Este último trabajo es el que ayer publicó la revista estadounidense sobre el genoma de las poblaciones neolíticas del norte de África, a partir de un estudio comparativo con ADN humano recuperado en tres yacimientos arqueológicos marroquíes (uno de hace 15.000 años y dos de hace 7.000 y 5.000 años). Esta investigación ha sido llevada a cabo por un grupo de científicos de Estados Unidos, Marruecos, México y España, ente ellos Rosa Fregel y el arqueobotánico de la ULPGCJacob Morales y otros investigadores de la ULL.

Según Rosa Fregel, el estudio revela que en las poblaciones bereberes de hace 5.000 años, en el Neolítico tardío, ya había mezcla europea, pero, además, la mitad de su carga genética está compartida con los humanos asentados en esa época en el sur de España.

De manera indirecta, explica Fregel, este trabajo viene a aportar datos empíricos sobre los primeros pobladores a las islas, que llegaron desde el norte de África hace alrededor de 2.000 años y cuya genética, comparada con la de las poblaciones del Neolítico tardío de esa zona, «tiene bastantes similitudes».

Sin embargo,« dado que la colonización de Canarias ocurrió 3.000 años después de la existencia de estas comunidades neolíticas tardías, está claro que otras migraciones pudieron haber llegado al norte de África», asegura la experta en genética y doctora en biología. El estudio de esas migraciones posteriores que afectaron al norte de África es lo que cerraría el círculo genético de los antiguos canarios y con ello el lugar exacto del que partieron.

El estudio cambia la visión de la prehistoria del norte de África, pues retrotrae la llegada de los primeros europeos al periodo neolítico -y no, como se creía, a la era romana- y, además, a través del estrecho de Gibraltar.

Los datos aportados por Jacob Morales sobre agricultura en el norte de África fueron de gran valía para contextualizar los estudios genéticos, pues corroboran que en los primeros momentos del neolítico la agricultura no llegó de otro lugar, sino que fue un proceso evolutivo de los pobladores del norte de África, mientras que más adelante sí está demostrado que llegaron poblaciones europeas y con ellas llegaron otros cultivos.

Ese cambio de visión también afecta indirectamente a las islas, dice Morales, experto en el estudio arqueológico de la agricultura y cuya investigación se han centrado en el origen de la agricultura en el norte de África. A su juicio, y a también al de Fregel, «la reconstrucción el pasado del norte de África servirá para reconstruir el de las islas». Morales cree que los aborígenes son descendientes de esos pobladores norteafricanos del neolítico tardío y, por tanto, no son solo africanos, sino también europeos antiguos. También trajeron la manera de cultivar y los cultivos.

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