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Sábado, 12 de agosto 2023, 23:37
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Desde que apareció el COVID 19 en nuestras vidas, hay fechas grabadas a fuego en nuestra memoria y el 5 de julio del 2023 es una de ellas. El Ministerio de Sanidad y las Comunidades Autónomas acordaban el fin del uso obligatorio de las mascarillas, por lo que, desde entonces, no es necesaria llevarlas en farmacias, centros sanitarios y en centros de mayores. Una medida ampliamente aceptada por la mayoría de la sociedad que no esconde la importancia que han jugado las mascarillas en la prevención de enfermedades.
No obstante, el uso de un elemento desconocido para casi todos hasta la llegada de la pandemia se recomienda en casos puntuales y en zonas donde haya pacientes inmunodeprimidos, como unidades oncológicas, y en quirófanos y UCIS, donde siempre han sido y serán obligatorias como medida de protección.
El doctor García-Biosque Rodríguez es médico especialista en Medicina Intensiva, comenzó como adjunto al inicio de la pandemia, desempeñando su función principal en la UMI para pacientes con infección por COVID grave, posteriormente en la UMI de Coronarias, Cirugía Cardíaca y Trasplante Cardíaco. Con él descubriremos cómo reaccionan los pacientes tras una decisión esperada y celebrada.
–¿Qué ha significado para el sector sanitario la eliminación del uso obligatorio de las mascarillas en centros sanitarios?
–Esta decisión ha supuesto el hecho de ponerle el punto y final a una etapa muy dura que ojalá no hubiéramos tenido que afrontar, pero que se hemos acometido con mucha fuerza y una gran perseverancia desde un principio, adaptándonos a cada una de las situaciones que iban sucediendo, cada una más dispar que la anterior. Es verdad que se habrán cometido fallos, pero siempre por desconocimiento y desinformación, aportando todo lo que estaba a nuestro alcance, a pesar de que, ocasionalmente, no tuviese el desenlace que quisiéramos.
–¿Cómo han acogido los usuarios la medida?
–La verdad es que desde el mismo día 5 de julio en el que se hizo efectivo el acuerdo del Consejo de Ministros por el que se declaraba la finalización de la situación de crisis sanitaria ocasionada por la COVID-19 y, por tanto, el cese de las medidas contenidas y las relativas al uso obligatorio de las mascarillas en centros sanitarios se vio una gran aceptación entre los pacientes, ya que la gran mayoría llevaba tiempo esperando este acontecimiento. Las primeras horas, por defecto, todo el mundo se la colocaba, pero al observar al personal y otras personas que ya se encontraban en HPS sin ella, lo primero que hacían era retirársela con una gran sonrisa.
–Hay pacientes a los que les tienen que recordar, por la falta de costumbre, que ya no es obligatoria, supongo...
–Resulta llamativo, pero son pocos aquellos que aún la portan en zonas no obligatorias. Para qué nos vamos a engañar. La mascarilla no es cómoda para nadie, y el nuevo decorado que implica no llevarla facilita muchísimo de nuevo la comunicación. Además, las personas que aún hacen uso de la mascarilla lo hacen por decisión propia, por su seguridad y tranquilidad, además de que hay servicios y dependencias del hospital donde su uso es obligatorio.
–¿Se la siguen poniendo los pacientes y familiares en HPS?
–Sí, sí, por supuesto. Ha sido una medida que nos ha ayudado a prevenir infecciones, así como la propagación de virus respiratorios (sólo hay que ver que el año pasado prácticamente no hubo epidemia de gripe gracias a que era obligatoria en lugares cerrados) y eso ha hecho que las personas mayores, así como las más vulnerables, se hayan acostumbrado a usarla, incluyendo un escudo más para preservar su bienestar.
La verdad es que los primeros días se podía ver, de forma estimada, un 20% de usuarios que continuaban usándola. Ese porcentaje ha ido disminuyendo paulatinamente.
–¿En qué circunstancias siguen portando la mascarilla los profesionales de HPS?
–Existen lugares, como en servicios de oncología, trasplante (pacientes inmunodeprimidos) o bloque quirúrgico, donde siempre han sido y serán obligatorias las mascarillas, ya que son barrera frente a infecciones.
Asimismo, tanto para conseguir la seguridad del personal sanitario como para seguir protegiendo a la población más vulnerable, se continúa recomendando el uso de la mascarilla en personas sintomáticas que acudan al hospital y, sobre todo, en momentos en los que se encuentren en lugares compartidos los profesionales que atienden a pacientes con síntomas respiratorios, por los trabajadores de la Unidad de Cuidados Intensivos, ya que se trata también de pacientes muy vulnerables. En particular, en el área de Urgencias y en la sala de espera.
–¿Qué ha supuesto la mascarilla para los profesionales de la salud?
–Ha sido, indiscutiblemente, una medida de seguridad e higiénica que ha permitido salvar muchas vidas y que ha puesto fin a 1207 días de crisis sanitaria.
Ahora hace falta, más que nunca, mantener la cultura de responsabilidad que hemos adquirido. Por ello, es importante que, como dijo el ministro de Sanidad, cualquier paciente que presente síntomas respiratorios no se olvide de la utilización de la mascarilla, así como otras medidas que hemos aprendido ya sea la higiene de manos o cualquier otra. Me parece importante reseñar, igualmente, la necesidad y lo vital de consolidar los sistemas de vacunación frente a la COVID-19. Es un aspecto importantísimo para aquellas personas mayores y pluripatológicas, ya que han demostrado una gran eficacia, sobre todo, en el desarrollo de neumonías graves.
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