Jóvenes que conciencian a jóvenes ante el negacionismo

Miriam Santana, Carlota Baldó, Andrea Quintana, Juliette López y Álvaro López se sientan en una de las mesas del museo del instituto Pérez Galdós de la capital grancanaria dispuestos a debatir y reflexionar sobre violencia machista, sobre todo en la adolescencia. Están en la semana previa al día internacional por la eliminación de la violencia contra la mujer, que se celebra hoy, 25 de noviembre.

Los cinco forman parte del comité de igualdad del centro, tienen entre 15 y 17 años, estudian cuarto de la ESO y Bachillerato y su opinión es tajante: la violencia contra la mujer es un problema real también entre las y los jóvenes con el que hay que acabar, sobre todo en un escenario donde aumenta el negacionismo.

Según datos del 'Barómetro Juventud y Género 2023', elaborado por el Centro Reina Sofía FAD Juventud, el 23,1% de los chicos jóvenes entre 15 y 29 años opina que la violencia machista no existe, que es una «invención». Son un 12% más con respecto a 2019. Por eso, los jóvenes del comité del IES Pérez Galdós creen que hoy más que nunca «hay que tratarlo y saber sobre ello, porque es muy vigente», como comenta Carlota Baldó.

Como parte del comité, estos chicos y chicas representan a una parte de la juventud concienciada y comprometida. Además, son capaces de identificar entre el resto de sus compañeros y compañeras actitudes machistas. Les preocupa, sobre todo, que estas situaciones se den entre los más jóvenes del centro. «Los alumnos de primero o segundo de la ESO suelen tener las actitudes más extremistas. Encontramos ejemplos que necesitan de nuestra ayuda, ya sea porque lo sufren o porque ven estas actitudes en casa», comenta Andrea Quintana.

Trabajan en su centro para visibilizar y concienciar sobre estas violencias, como explica el docente encargado de coordinar el comité, Davide Praiser: «Es más fácil que estos conceptos calen entre los jóvenes si se los transmiten ellos, ya que los ven como iguales». «Si detectamos casos, lo que hacemos es avisar al profesor, transmitirle lo que está pasando para que así el instituto pueda tomar cartas en el asunto», cuenta Juliette López.

Y es que cada vez es más frecuente que se den situaciones de control y machismo entre los menores. De hecho, el 87% de chicos y chicas jóvenes confiesa haber visto alguna situación de violencia de hombres contra mujeres en su entorno cercano.

Para Álvaro López, esto se debe, en parte a la «mala percepción de lo que es la masculinidad y de lo que está más socialmente aceptado». Por ello, todos destacan el «modelo de hombre» que ven entre algunos de los chicos del instituto, como reflexiona López: «Ha habido casos de compañeros que se ven coartados a expresar sus ideas por miedo a la ridiculización, por ser un hombre que está hablando de aspectos que se consideran para mujeres».

En relación a ello, Juliette cree que esto ocurre por dejarse llevar por el qué dirán: «Se creen que por adoptar estas conductas van a ser tíos guais. Demuestran ser un chico dominante, que se impone al resto, y eso les hace pertenecer a un grupo socialmente más aceptado».

Uso de las redes sociales

Estos jóvenes, nativos digitales, se han criado envueltos en el mundo de las redes sociales. Muchas de sus relaciones personales se dan en este ámbito, por lo que es un componente de vital importancia en su día a día. Son conscientes de que a veces se les da un mal uso que repercute de forma negativa en el trato hacia la mujer. «He visto como algunos chicos han creado grupos de WhatsApp para burlarse de compañeras», expone Juliette. A este ejemplo se suma la difusión de imágenes o el uso de la Inteligencia Artificial (IA) para crear contenido. En este último caso, cabe recordar lo que ocurrió en un centro de Almendralejo, en Badajoz, en el que al menos 10 adolescentes fueron identificados como presuntos responsables de la creación de desnudos de sus compañeras de clase. «Aspectos como este se suman a la lista de bromas que hacen entre ellos para creerse el mejor. No piensan en las consecuencias que puede tener para una persona», reflexiona Baldó. Coincide con ella Quintana, a la que apena que esto suceda y, recalca, «es una situación que puede repercutir de forma negativa durante toda la vida». Además, «también es un problema relacionado con la normalización de la violencia machista mediante el humor», apunta Álvaro.

Durante la adolescencia se viven diversas experiencias, como las primeras relaciones sentimentales que, en el peor de los casos, derivan en toxicidad. «Hay compañeros que se han perdido a ellos mismos, sus parejas las terminan consumiendo, dejan de hacer lo que les gusta hacer porque no se quieren de una manera sana», apunta Quintana. Para ellos, es fácil detectar los mecanismos de control que se dan en este tipo de conexiones. «Las relaciones que no son sanas siempre están marcadas por la posesión, y en el caso de las heterosexuales, por la superioridad del hombre sobre la mujer», comenta Álvaro. Así, como ha podido observar de manera cercana, se dan realidades en las que sus compañeras «pasan a ser el complemento de su pareja por la dependencia que sienten hacia esas personas».

Por su parte, Baldó va más allá y opina que esto ocurre, sobre todo, en las parejas formadas por personas de distintas edades. «Por ejemplo, chicas de 14 años suelen sentirse atraídas por chicos mayores, los idealizan y, por desgracia, derivan en relaciones tóxicas, ya que permiten ciertas actitudes machistas porque creen que es lo mejor. En estas situaciones es donde más he percibido la violencia de género», asegura.

Todos coinciden en que cuando se permiten estos comportamientos se está influido por la «falsa idea de amor romántico que se vende en las películas o libros» que consumen. «En lo personal, no me considero lo suficiente madura para tener pareja, pero entre muchos de mis compañeros y compañeras percibo que quieren tener pareja porque nos han vendido la moto de que ese momento será el más feliz de nuestra vida».

Educar en igualdad

Para todo este tipo de situaciones, estos cinco jóvenes plantean diversas soluciones. Una de ellas pasa por una educación basada en el feminismo. «Para mí, la igualdad tendría que tener la misma importancia que asignaturas como matemáticas», comenta Quintana. «Creo que se deberían reenfocar campañas como las del 8M o 25N, que no solo se hable de la discriminación por ser mujer en charlas de dos horas en fechas puntuales», apunta Juliette, que propone sesiones semanales en las que se reflexione sobre el tema.

Además, coinciden en caminar hacia la construcción de nuevas masculinidades. «Nosotros nos encargamos de dar fama a distintas personas, por lo que tenemos que buscar otros puntos de vista, no caer en referentes de una masculinidad tóxica, sino de otro tipo, hombres que busquen estar bien con ellos mismos», reflexiona Santana. En ello, apunta Quintana, también repercute el círculo en el que se mueven.

Si algo tienen claro y no dudan en recomendar a compañeros y compañeras que pasen por actitudes tóxicas o relaciones de poder y abuso, es que lo comuniquen. «Lo mejor es hablar con amigos, con la familia o con los profesores, que encuentren una persona responsable que los ayude a salir de ahí», comenta Santana. «Sé que es muy duro dar el paso, porque en estas relaciones hay mucha culpabilidad, mucha normalización de la situación», reflexiona Álvaro. Pero creen que con iniciativas como las del comité de igualdad del centro se tiene la llave del cambio.

El Instituto Pérez Galdós cuenta con numerosos comités y el más numeroso es el de igualdad. 70 alumnos y alumnas lo conforman con el objetivo de sensibilizar a la comunidad educativa, sobre todo a los más jóvenes. Para ello, realizan actividades a lo largo de todo el curso, entre las que destacan las campañas de prevención, como las del 25N y 8M. Además, los miembros del comité se reúnen una vez en semana, durante el recreo, para reflexionar y debatir, además de para elaborar propuestas para el centro.

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• 25N Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres