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Es ya tradición que el domingo antes del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, La Revuelta de Mujeres se concentre en distintas ciudades del país para reivindicar la igualdad en la Iglesia. En la capital grancanaria no solo se han plantado en Santa Ana, este domingo también han escenificado una «danza por la igualdad» para decir ¡Basta ya! a la discriminación que sufren en la práctica de su fe. El camino, sin embargo, es «lento», reconoce Pino Trejo, una de las portavoces del grupo. «Es difícil cambiar las mentalidades. Muchas veces te dicen 'pero es que siempre se ha hecho así, para qué cambiar'. Hay quien nos llama machangas y quien nos llama valientes. Pero nosotras no queremos ser ninguna de las dos cosas. Reivindicamos algo de justicia. Poder vivir la fe en la Iglesia, que se nos respete nuestra dignidad», afirma.
Trejo recuerda que en la Iglesia son «muchas las que en todo el mundo» alzan la voz. «Somos mayoría de mujeres en las tareas de voluntariado, en las celebraciones religiosas, como catequistas, en los consejos parroquiales, somos muchas en los movimientos, asociaciones, centros recreativos y en el mundo educativo de la infancia y juventud».
Sin embargo, añade, las mujeres no están «en igualdad de condiciones. Hay determinados ámbitos en los que participar no es posible, como en los ámbitos de decisión. Hay muy pocas mujeres nombradas delegadas, en los secretariados... Aunque en la Iglesia la mayoría son mujeres. Hemos avanzado algo, pero necesitamos algo más real. Que se nos reconozca y escuche. Hay que dialogar dentro de la propia Iglesia, que pueda haber encuentros en los que hablar de lo que nos preocupa y cómo estamos viviendo la fe desde ser mujeres, desde la mirada de las mujeres a la biblia, al evangelio...
«En la sociedad, en la Iglesia las mujeres somos mayoría cuando hablamos de tareas pastorales, de los cuidados de las personas... Se nos reconoce en esas tareas pero no que tengamos capacidad en otras, no se nos reconoce carisma... Queda mucho para avanzar y que la igualdad sea costumbre», lamenta la portavoz de La Revuelta de las Mujeres.
El grupo comenzó en solo cinco ciudades españolas y ya están implantadas en 24 en Cataluña, Extremadura, Aragón, Andalucía, y Euskadi además de Canarias. Todas confluyeron este domingo en actos en sus respectivas ciudades reivindicando la igualdad bajo el lema: ¡Hasta que la igualdad se haga costumbre! Este año, a la concentración han incorporado una danza. «Queríamos hacer algo diferente a los que solemos hacer cada año. Por eso, además de una concentración y leer el manifiesto intentamos llamar la atención con la danza de la igualdad que es una adaptación de la danza del trigo arreglando la letra a lo que queremos reivindica». «Salimos a la calle este domingo día 3 para alzar nuestra voz y decir que queremos estar en la Iglesia, ¡con voz y voto!», fueron las primeras frases del manifiesto de este año.
La Revuelta de las Mujeres viene «de una larga tradición feminista que ha luchado por la dignidad de las mujeres, que ha exigido la igualdad de derechos, poder votar, libertad sexual y reproductiva, y en el siglo XXI se reconoce diversa, se muestra con una fuerza joven y renovada, y por eso volvemos a salir a calle este 3 de marzo para alzar la voz y decir basta».
«Decimos basta a ser invisibilizadas y silenciadas. Decimos basta a ser tratadas con condescendencia como si fuéramos menores de edad. Decimos basta a la discriminación por razón del sexo o del género. ¿Cuántas mujeres vemos representando la institución? ¿Cuántas pueden tomar parte en la toma de las decisiones? ¿Cuántas teólogas trabajan en las facultades de teología, cuántas acompañan espiritualmente, cuántas son formadoras de los seminarios?» señalaron en el manifiesto, en el que también se aludió a que las mujeres no puedan ordenarse como sacerdotes y seguir a carrera eclesiástica. «Decimos basta a que se nos niegue el sacerdocio debido a nuestro cuerpo, un cuerpo que siempre está bajo sospecha. Basta a una visión negativa de la sexualidad, que crea sufrimiento», continuó el manifiesto.
Pero también dicen ¡Basta' a «una imagen de un dios exclusivamente masculino». En este sentido es el que La Revuelta de la Mujeres pide incluir la «mirada» de las féminas, también en la interpretación de la Biblia.
Trejo se queja de la falta de avances. «Muy pocos, por no decir ninguno», lamenta. Pero también cree que hay que profundizar en el trabajo con «la gente» que está «más cerca, además de que ellas mismas requieren formación. «Queremos vivir la fe desde la igualdad», insiste Trejo, quien reconoce que si en la sociedad en general impera el patriarcado y la desigualdad en la Iglesia se sufre más.
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