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Ellas vacunan la economía somalí contra la sequía

Ellas vacunan la economía somalí contra la sequía

Han luchado para superar las barreras de la desigualdad que imperan en Somalia y cumplir su sueño: ser veterinarias. Ahora su misión es salvar al ganado, fuente vital de alimentos e ingresos para la población somalí, de una muerte inminente debido a la larga sequía.

EFE / Qardho (Somalia)

Jueves, 1 de enero 1970

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Khadra Mohamed tiene 22 años y forma parte de uno de los 120 equipos que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha desplegado por todo el país para vacunar cada día a unos 270.000 animales y evitar que mueran debido a enfermedades provocadas por la sequía.

"Están enfermos porque no pueden beber agua y su nivel inmunológico es bajo. Así contraen enfermedades más fácilmente", explica a Efe Khadra Mohamed, que alerta de que si no reciben tratamiento, morirán pronto.

Aunque en las últimas semanas ha llovido, la situación sigue siendo crítica y la mitad de la población somalí -más de 6 millones de personas- siguen enfrentándose a inseguridad alimentaria, por lo que el riesgo de que se declare una hambruna sigue latente.

Con una pistola veterinaria, Khadra Mohamed va vacunando a todas las cabras que se amontonan en un improvisado establo en un poblado cercano a Qardho, en la región semiautónoma de Puntland (noreste), donde los pastores esperan atentos y esperanzados que sus animales logren sobrevivir.

Algunas cabras intentan resistirse en medio de gritos ensordecedores, pero Khadra Mohamed actúa con firmeza y las sujeta mientras las van vacunando contra los parásitos junto al resto del equipo.

"Nuestro pilar es el ganado. Es por eso por lo que siempre quise estudiar veterinaria, para tratar de mejorar la salud de nuestros animales", afirma la joven.

El sector ganadero es el mayor contribuyente a los medios de subsistencia de Somalia, con más del 65% de la población involucrada de alguna manera en la industria, según datos de FAO.

Con esta intervención de urgencia, la agencia de la ONU pretende ayudar a las comunidades pastorales a mantener vivos y productivos a cabras, camellos, ovejas o burros, claves para la seguridad alimentaria de la población.

En otra localidad, en Dkudkub, Jamira Mohamed Ali empieza a preparar las inyecciones y confía en que este programa de vacunación permita fortalecer la salud de los animales para hacerlos más resistentes a los largos meses sin lluvia.

"En esta zona he visto morir muchos animales. Por lo menos 500", explica a Efe Jamira Mohamed, que insiste en que no solo se trata de mantener vivo al ganado, sino de salvar las vidas de las personas, especialmente en regiones como ésta donde el pastoreo es la única actividad económica.

Con la pérdida de los animales, la comunidad está perdiendo todos sus recursos, insiste, ya que el ganado es la fuente vital de alimento e ingresos en este país del Cuerno de África.

Algunos pastores se sorprenden al ver a una mujer con bata blanca haciendo un trabajo que antes solo se realizaba por hombres.

Ellas confiesan que a veces no es fácil realizar su trabajo en una sociedad tradicionalmente machista, pero con su valentía van rompiendo estereotipos.

Por eso, la presencia de 23 mujeres en estos equipos de FAO desplegados por todo el país no solo está ayudando a salvar a los animales, sino también está combatiendo las desigualdades de género.

Todas ellas, cuando han llegado a la universidad, han demostrado que se pueden derrotar obstáculos que socialmente les impedían progresar, como la ablación, el matrimonio infantil o la violencia machista.

Incluso la pobreza arraigada durante décadas en un país como Somalia provoca que la población sobreviva con escasos recursos económicos, por lo que si alguien de la familia consigue llegar a la universidad, siempre se suele apostar por el hombre de la casa.

Para ellas, formar parte de los equipos de FAO en su país es un triunfo y una responsabilidad: salvar de la sequía a los animales, pilar de la economía somalí, depende ahora también de ellas.

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