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La mala calidad del aire que las dos capitales canarias registraron el pasado martes se debió básicamente a la entrada de polvo sahariano, que hizo que se superaran los valores límites de partículas PM10, aquellas que tienen un diámetro igual o menor a 10 micrones (un micrón es la milésima parte de un milímetro) y que, por tanto, son respirables por el ser humano.
La advección de polvo desértico que estos días ha afectado al archipiélago ha sido tan importante que la calima ha llegado hasta Gran Bretaña e Irlanda, cuando lo normal es que el anticiclón que se sitúa sobre el Mediterráneo y Argelia empuja el polvo hacia Cabo Verde y Canarias. La situación de ese anticiclón en latitudes más altas (ha estado 10 días sobre Francia) ha hecho que el polvo desértico saliera del continente africano por Canarias alcanzando las islas británicas y, provocara, además, situaciones de contaminación en buena parte del continente, explica Sergio Rodríguez, especialista en ciencias atmosféricas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que sostiene que, «por lo general, en Canarias, sin calima no se incumplen los límites de partículas PM10».
En los últimos años se ha puesto de manifiesto que las partículas que se encuentran en suspensión en el aire constituyen un problema sanitario de primera magnitud, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque sean de origen natural, como el polvo que llega arrastrado por el viento a las islas desde los desierto del Sáhara. Su origen natural no implica, ni mucho menos, que sea inocuo para el ser humano. Primero, porque son partículas con diámetros menores de 10 micrones, que son peligrosas porque son respirables y una parte de ellas puede pasar al torrente sanguíneo y alcanzar distintos órganos, y, segundo, porque a ese polvo desértico se le pueden «pegar» contaminantes provenientes de las industrias del norte de África y de los barcos del Mediterráneo.
Un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro de Investigación Atmosférica de Izaña de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), el CSIC y la Universidad de Huelva, liderado por Sergio Rodríguez, concluyó, tras el análisis químico de las muestras de las partículas transportadas de calima, que en torno al 5% del polvo desértico traía contaminantes industriales Argelia, Marruecos y Mauritania.
En invierno, en Canarias, las concentraciones de polvo africano son mayores que en verano y, además, en capas más bajas de la atmósfera, de ahí que las personas con problemas respiratorios se vean más afectadas en esta época del año por la calima. Los casos de asmáticos y de personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica ( EPOC) se disparan durante estos meses en las urgencias.
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