La ULPGC participa en la creación de una base de datos de expresiones faciales de homínidos
El profesor Juan Olvido Perea García explica que su uso se centrará en experimentos psicológicos
CANARIAS7
Las Palmas de Gran Canaria
Miércoles, 10 de septiembre 2025, 12:48
La ULPGC forma parte de un grupo de universidades y centros de investigación europeos que trabaja en la conformación de una base de datos de expresiones faciales de homínidos. Según explica Juan Olvido Perea García, profesor adscrito al programa Beatriz Galindo, se utilizarán como estímulos en experimentos psicológicos.
Esta base, llamada 'ApeFD', contiene más de 600 imágenes realistas de 31 modelos de homínidos que además son editables para adaptarlas a las investigaciones. De esta manera se facilita el estudio de la percepción del rostro más allá de los límites de la variación humana existente, ampliando la capacidad para investigar los mecanismos cognitivos y perceptivos tanto en humanos como en primates.
Para elaborarla se ha utilizado Inteligencia Artificial Generativa con el fin de crear expresiones bastante parecidas a las humanas, pero a la vez lo suficientemente diferentes. Se busca que cuando se cambien los rasgos de manera que no parezcan humanos, no se violen las expectativas de familiaridad; es decir, las anticipaciones que las personas hacen sobre interacciones sociales y experiencias basándose en un conocimiento previo.
Hasta ahora, en el campo de la Psicología, uno de los problemas en la investigación de la percepción de rasgos faciales es que los estímulos puedan percibirse como extraños. Por ejemplo, si se presentan colores de ojos que no ocurren naturalmente, la percepción puede darse por lo extraño que resulte el estímulo, más que por las propiedades inherentes de esos colores en la percepción humana.
Esta base de datos de estímulos faciales se podría aplicar para evaluar el impacto de la morfología ocular en las primeras impresiones. En varios estudios anteriores se modificó el blanco de los ojos (la esclerótica) de personajes ficticios como homínidos, alienígenas, etc. El fin era averiguar cómo este cambio influye en la percepción de cooperatividad, ya que la «hipótesis del ojo colaborativo» propone que la esclerótica humana está desprovista de pigmento para facilitar el seguimiento de la mirada. Un humano con la esclerótica muy oscura no es común.
En palabras del profesor Perea García, «una de las cosas que hacen que esta publicación sea atractiva para no especialistas es que se han preocupado de incluir plantillas para modificar los estímulos muy fácilmente, sin necesidad de ser un experto. También es fascinante observar estas caras y preguntarse qué afecta a nuestras percepciones que sean más o menos humanos».
Esta investigación está promovida por la Universidad Miguel Copérnico de Torun, en Polonia, y participan en ella, además de la ULPGC, otros centros de investigación polacos como la Universidad de Salud y Ciencias del Deporte de Wroclaw, y la Academia Polaca de Ciencias.