David Le Breton
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El sociólogo y antropólogo francés David Le Breton (1953), profesor en la Universidad de Estrasburgo y autor de varios libros, entre ellos 'Desaparecer de sí', participa hoy en los actos de inauguración del aula internacional Marie Fraçoise Collièr de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) con una charla en la que aborda el suicidio entre jóvenes. A su juicio, el dolor y el desarraigo es lo que impulsa a miles de chicos y chicas a intentar quitarse la vida. Buscan «reconocimiento», y tiene una visión de la muerte «que es a la vez no trágica y reversible».
-Sigue en aumento la cifra de jóvenes que intentan suicidarse.
-Hay muchos intentos de suicidio, en Francia más de 100.000 al año, y cerca de 400 jóvenes acaban con su vida, pero hay un desfase entre el número de intentos y el de suicidios lo que muestra que los jóvenes están buscando menos la muerte que el fin de un sufrimiento. Es la búsqueda de un reconocimiento por parte de los padres, los amigos, del entorno personal que les rodea. En otros grupos etarios de más edad hay infinitamente menos intentos de suicidio. Un hombre de 40 o 50 años que quiere matarse va a utilizar medios irreversibles. Otro rasgo de la adolescencia en este sentido es que tienen una representación de la muerte que es a la vez no trágica y reversible. Para ellos la muerte es como un sueño del que se vuelve. A menudo cuando se les pregunta en un hospital después de un intento de suicidio te dicen que no quiere morir que lo que quería es que 'esto se parara' , quería 'despertarme y que mis problemas se hubieran acabado'. Es una especie de sueño como el de la Bella Durmiente. Eso también explica las conductas de riesgo en esa edad de la vida. Y otro elemento explicativo es su extraordinaria vulnerabilidad al sufrimiento porque son niños y niñas que todavía no tienen historia de vida que les permita relativizar o poner a distancia dificultades. Tienen la impresión de que ese vivir se va a quedar por la eternidad, que ellos son los únicos en el mundo que sufren tanto y que nadie puede comprenderlo.
David Le Breton
-Por la educación y cultura actual ¿es más vulnerable la juventud actual?
-La adolescencia es un período difícil porque es una etapa de transformación interior y social profunda. Es el paso de una relación mas lúdica en la vida a una existencia en la que uno se vuelve autónomo y tiene que tomar decisiones por sí mismo y donde los padres ya se alejan. Sin embargo, es a partir de los años 90 cuando las conductas de riesgo toman una amplitud considerable en todo el mundo. Es una época de individualización del vínculo social. En el que las parejas se pueden separar de forma my fácil y en muchos países europeos es un momento el divorcio y la separación ha tomado una importancia muy grade. Cuando los padres se separan quedan los hijos que a veces son objeto de lucha para ver quien se va a ocupar de qué y también en la separación de da falta de responsabilidad por parte de los hombres respecto de sus hijos e hijas. Esa individualización del vinculo social impone a los adolescentes más responsabilidad de decidir sobre su existencia y con una presencia más alejada de los padres es más difícil. La estadística en Francia es que hay un joven de cada cinco que esta experimentando un gran sufrimiento. Que esta desarraigado, angustiado. Son esos jóvenes los que van a vivir esas conductas de riesgo.
-El confinamiento agravó los problemas de salud mental...
-El confinamiento aisló a los jóvenes en un periodo de la vida en que están enormemente pegados a sus pares. Tienen una necesidad enorme de reconocerse, de animarse unos a otros en un proceso de emulación, de comprensión de la manera en que se debe vivir el vinculo social. Nuestras sociedades no tienen hoy orientaciones sociales para determinar nuestros comportamientos. Si uno echa la vista atrás hace 40 o 50 años los hijos crecían con valores más o menos unánimes con presencia de los padres, con valores colectivos. Esto no quiere decir que no existieran personas que vivieran mal, pero las conductas de riesgo estaban muy alejadas de la importancia que tienen hoy.
-El 33% de la población canaria se siente deprimida...
-La depresión, a la que yo he llamado la desaparición de si mismo, está muy presente en las sociedades contemporáneas. Se vuelve cada vez mas difícil asumir responsabilidades personales, laborales... Mucha gente entra en una especie de huelga de su existencia y creo que la pandemia ha acentuado todavía más ese proceso particularmente entre las jóvenes generaciones más jóvenes. Las tecnologías digitales de hoy son un factor terrorífico de aceleración del sentimiento de que la vida se nos escapa. Todo va extremadamente rápido. Uno tiene mucha dificultad para reconocerse en el mundo. Cada vez la gente está menos disponible pero la encuentras mirando hacia teléfonos móviles. No están disponibles nunca para nadie y no ven el medio que les rodea. Uno de mis próximos libros trata sobre esa desaparición de las conversaciones, la comunicación distante y la ausencia del rostro. Los jóvenes están en esa forma de aislamiento que acentúa su sufrimiento. Que se refugien en las redes sociales es terrible.
-¿Qué le parece el uso de los móviles en las escuelas?
-Estoy absolutamente en contra. Hay muchas publicaciones al respecto. Los 'smartphone' son una fuente de pérdida radical de atención al mundo que nos rodea. No solo para los jóvenes, pero son ellos los que están más impactados por ese hecho. Si autoriza en la escuela el teléfono los jóvenes estarán mirándolo permanentemente. Es una fuente de pérdida de atención al mundo y a los demás. Como consecuencia de esta herramientas digitales pierden la capacidad de empatía, son cada vez menos capaces de colocarse en el lugar del otro. Lo que explica, por otra parte, el aumento del acoso de manera real en la escuela y también el ciberacoso. Es la consecuencia de al ausencia de rostro, de la atención al otro, la ausencia a menudo de la voz. Eso conlleva ese alejamiento de la relación con la otra persona y eso tiene efectos terribles sobre el vinculo social. Hoy en cualquier sitio del mundo ves a miles de zombis que caminan hipnotizados por su teléfono móvil.
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