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Patio del CEE Siete Palmas, que presenta grietas en su perímetro. C7
A clase entre «obras que son una chapuza» en Siete Palmas

A clase entre «obras que son una chapuza» en Siete Palmas

Las familias del alumnado denuncian desperfectos en el centro de educación especial. Educación y Ayuntamiento se responsabilizan mutuamente

Dánae Pérez

Las Palmas de Gran Canaria

Martes, 22 de abril 2025, 23:41

«Queremos irnos a trabajar tranquilos y que nuestros hijos estén bien». Las palabras de Demelza Romero resumen la preocupación de los padres y madres del alumnado del Centro de Educación Especial Siete Palmas, en la capital grancanaria, que presenta una serie de daños en sus instalaciones.

«El centro tiene desperfectos en las infraestructuras y fontanería, que está dispuesta junto a los cables de la luz, montón de humedades en las paredes, algunas donde están los enchufes, y grietas hasta en el perímetro del colegio, con vallas que corren el riesgo de caerse», enumera Romero, presidenta del AMPA de este colegio, que forma a niños y niñas con discapacidad.Y entremedias, dos administraciones se responsabilizan mutuamente de estas carencias.

Los problemas de fontanería llevaron a la Consejería de Educación del Gobierno canario a asumir las obras de albañilería durante esta Semana Santa. No obstante, desde el área insisten en que lo hicieron de forma excepcional, ya que el «mantenimiento y limpieza de los centros de educación especial es competencia de los ayuntamientos».

El consistorio de Las Palmas de Gran Canaria discrepa en esta parte: «Este centro atiende a alumnado procedente de toda la isla, por lo que no tiene carácter municipal como otros que están en la ciudad».

Desde la corporación puntualizan que, en el año 2024, solicitaron al Ejecutivo canario que se continuara con el «régimen de mantenimiento y conservación prestado por Educación en el caso concreto del CEE Siete Palmas», petición que, aseguran, «fue aceptada por la Dirección General de Infraestructuras y Equipamientos».

Al margen de esta disputa, las mismas voces enfatizan que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria está trabajando junto al Gobierno regional para «encontrar la mejor solución» para esta situación.

Mientras tanto, las familias y el alumnado siguen sufriendo el deterioro del centro. Tanto es así que Romero tilda de «chapuza» los trabajos que se iniciaron durante las vacaciones: «Han puesto una tubería nueva por fuera de la pared y está mal, está cambada. Luego, la llave de paso está en alto, los profesores tienen que subirse a una silla para abrirla, cuando van a usar el baño, y para cerrarla, una vez terminan. Muchos no llegan y tienen que llamar a mantenimiento».

Diferentes imágenes del estado del centro. C7
Imagen principal - Diferentes imágenes del estado del centro.
Imagen secundaria 1 - Diferentes imágenes del estado del centro.
Imagen secundaria 2 - Diferentes imágenes del estado del centro.

La presidenta del AMPA señala que las obras se prolongarán durante un mes o mes y medio, con lo que ello implica: polvo en las superficies y ruido, en un colegio donde el estudiantado es especialmente sensible a los estruendos.

Del mismo modo, denuncia la falta de limpieza por parte de los obreros y el estado en el que se encontraron el centro este lunes: «Estaba todo lleno de polvo, el suelo resbaladizo, cuando los niños se tiran al piso, lo tocan todo. Los cepillos y pañales van a tener que ir a la basura, porque está todo sucio».

«El colegio da pena», sintetiza otra madre afectada, quien prefiere mantenerse en el anonimato y pone el foco en las grietas de las paredes, «porque se pueden caer». «No me esperaba que fuera a estar así», lamenta.

El propio centro dio la opción a las familias de dejar a los niñas y niñas en casa este lunes, debido al estado de las instalaciones, pero desde Educación reparan en que «las clases pueden llevarse a cabo».

Las familias no se conforman y piden al responsable del área, Poli Suárez, que se reúna con la directiva del CEE Siete Palmas y busquen alternativas, como es «habilitar otro centro donde el alumnado esté bien o que los trabajos se realicen en verano, o cuando los niños y niñas no estén», reseña Romero.

«Nos vemos bastante desamparados, ya bastante tenemos con lo que acarrea tener un niño con discapacidad, para que despúes el colegio no abra por cortes de agua o luz», agrega, sin bajar los brazos por esta lucha.

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