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Carmen Fernández Morante: «Las oposiciones no sirven para seleccionar al profesorado idóneo»

Carmen Fernández Morante: «Las oposiciones no sirven para seleccionar al profesorado idóneo»

La representante de los decanos y decanas de Educación explica en esta entrevista su propuesta para un nuevo sistema de acceso a la profesión docente, una medida «urgente» que debe incluir la ley educativa y que debe ir acompañada de la mejora de la formación inicial y la carrera profesional.

Jueves, 1 de enero 1970

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— ¿Por qué las oposiciones no son el mejor sistema de selección del profesorado y hay que cambiarlo?

— Hay un acuerdo básico de todos los agentes educativos de que no sirven para seleccionar a los idóneos. Hay que cambiar hacia un modelo que evalúe de verdad las competencias del candidato y eso no se puede hacer en un día ni mediante unos conocimientos declarativos. No estamos evaluando en el contexto real. Hay que cambiar hacia un modelo de acceso a la profesión docente que durante uno o dos años permita hacer un seguimiento de la persona.

— Habla del llamado MIR educativo.

— El concepto MIR es polémico porque se asocia a determinadas propuestas de partidos políticos. Sí es cierto que diciéndolo así en el imaginario social permite ver más claro a qué nos referimos. Hablamos de un periodo de contratación al que se accede con una prueba de acceso y con un seguimiento y evaluación tras los cuales se tiene una acreditación o acceso a una plaza, que debe ser exigida en todos los centros que se financien con fondos públicos. No me gusta el concepto MIR, porque es un modelo que ya da problemas en el sistema sanitario y requiere ajustes. Como concepto de formación bajo contratación y con un seguimiento individualizado –en nuestro caso proponemos una doble tutorización, universitaria y de un profesional–, y en contextos altamente innovadores, como pueden ser los hospitales universitarios y en nuestro caso los centros de referencia, sí, pero como término nos gusta hablar de un sistema APD de acceso a la profesión docente para desvincularlo de cualquier opción política.

— ¿Debe estar en la ley educativa?

— Sí. No podemos seguir con esta tendencia pendular de un gobierno, una ley educativa, una reforma de la profesión docente. Tiene que haber una ley que incluya un sistema de acceso a la profesión docente acordado por la mayoría de los partidos. En la Conferencia de Decanos de Educación llevamos desde 2017 trabajando en esto, sentándonos con las administraciones y grupos parlamentarios y en la base estamos todos de acuerdo, que el sistema hay que cambiarlo, que tiene que ser de inducción, coparticipado, remunerado, que hay que invertir en esto porque además se prevén cientos de miles de jubilaciones en los próximos cinco años y es la oportunidad para elevar la cualificación de los nuevos profesores que entran en el sistema. A nivel de inversión económica es asumible, se puede hacer y hace falta el consenso de entender que es necesario y el esfuerzo de incluirlo en los presupuestos.

— ¿Es una de las reformas urgentes para mejorar el sistema educativo?

— Es muy urgente, pero con esto solo no se llega. En esta legislatura se puede llegar a acuerdos para reformar este sistema de acceso a la profesión, pero pensamos que hay que reformar desde la formación inicial a la carrera profesional, y eso requiere más tiempo, porque no tiene sentido tocar solo el sistema de oposición si no tocamos la formación inicial y el sistema de evaluación del desempeño y el estímulo con incentivos. El Ministerio prevé reformar el acceso a la profesión docente esta legislatura y en estos próximos meses el trabajo está en definir el perfil del profesor del siglo XXI. En tres años podría haber alguna experiencia piloto de ese modelo de acceso a la profesión.

— ¿Cree que Canarias puede ser una de las comunidades piloto?

— Es mi objetivo, estoy segura que sí.

— ¿Esa prueba de acceso debe ser igual en todo el país, como el MIR sanitario?

— Ese uno de los aspectos en los que no había consenso en el Parlamento y es el primer escollo a salvar. Las competencias de selección del profesorado están en las autonomías. Debe haber una regulación nacional que garantice que la filosofía de selección es la misma, pero estamos en contra de una prueba centralizadora como el MIR. Un apéndice lo operas igual en Madrid que en Barcelona, pero un niño rural gallego nada tiene que ver con uno canario. Tener la misma prueba en educación no tiene sentido.

— Ahora el profesorado tiene lo mismo haga lo que haga, innove o no...

— Los expertos llevan años diciendo que la carrera profesional docente es plana. Tiene que cambiar el sistema de formación permanente y establecerse un sistema basado en una evaluación del desempeño, que por favor no se parezca a la evaluación en el sistema universitario, que no promociona la mejora y te deja exhausto de papeleo. Hablamos de un sistema que evalúe al docente por su práctica, que promueva las buenas prácticas.

— ¿Por qué proponen cambiar la selección del alumnado de sus facultades, ir más allá de la nota del expediente?

— Hay que seleccionar a los más idóneos, no los mejores expedientes académicos. Además de ese expediente, hay que valorar habilidades transversales importantes para un docente como las comunicativas o el liderazgo; también el aspecto actitudinal, porque nos encontramos a veces con actitudes que tienen que ver con la tolerancia, el respeto a la diversidad, la sensibilidad social, la capacidad de trabajo, el rigor... Otro aspecto es el elemento vocacional. Evaluando esto, que se puede hacer, mejorará la selección del alumnado, y así mejorará el sistema educativo. Hay que mejorar cómo seleccionamos a los futuros maestros.

— ¿Ha perdido la profesión docente prestigio social?

— Muchas veces se percibe como una profesión menor, pero las notas de corte para acceder son cada vez más altas. Creo que el prestigio social se gana con estas medidas. Si el acceso es un poco más exigente y podemos trabajar con ratios más bajas, si el practicum es más cuidado y obtenemos un grado de experimentalidad máximo para estos estudios; si el sistema de acceso a la profesión es exigente y competitivo y si la carrera profesional es estimulante, se visibilizan las buenas prácticas e introducimos incentivos económicos y se destaca a quien se esfuerza, mejoraremos mucho.

— Como docente y formadora de docentes, ¿cómo valora que haya gobiernos autonómicos que accedan al veto parental exigido por la ultraderecha?

— Estoy perpleja, como la mayoría de los profesionales de la educación, porque es absurdo y demuestra un desconocimiento absoluto de la legislación en educación. Hay una intención de deteriorar la imagen del profesorado y del sistema público. No soy capaz de entender que partidos políticos democráticos que han tenido responsabilidades de gobierno digan que en el sistema educativo se adoctrina, eso es una barbaridad. Están cuestionando obligaciones jurídicas, porque formar en igualdad, en la tolerancia y en la diversidad es cumplir las leyes. No se puede negar al alumnado su derecho a saber, conocer y posicionarse. Una vez más se utiliza la educación pública como un elemento de crispación social.

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