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Almudena Santos y Doménico Chiappe
Madrid
Miércoles, 3 de enero 2024, 09:39
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Entre los recuerdos que quedaron marcados en la retina de los españoles del año pasado está el cantar del Gordo en la Lotería de Navidad, repleto de emoción con los sollozos melodiosos de una de las niñas de San Ildefonso. Desde ese momento de la mañana del 22 de diciembre, en las redes sociales, como Twitter o Instagram, comenzó una ola de insultos, desprecios y humillaciones, camuflados como gracias o memes, que revelaban el odio contra las personas afrodescendientes. Ese mismo día comenzó también a llegar a Afroféminas las capturas de pantalla y vídeos que sus seguidores les enviaban, alarmados.
Reunidas estas pruebas, la organización presentó ante la Fiscalía General del Estado una denuncia por «comentarios discriminatorios y cargados de odio (…) llenos de desprecio, humillación y racismo», recibidos por cuatro niñas del colegio San Ildefonso. Un contenido que atenta «contra la dignidad y la integridad de menores racializados».
«La gente nos envió los enlaces y los vídeos. Dependemos mucho de la participación ciudadana y el compromiso de miles de personas», explica Antoinette Torres Soler, presidenta y fundadora de Afroféminas. «Es un paso importantísimo de hacer una denuncia formal, que trascienda el plano de la opinión. Son contenidos vejatorios, racistas, violentos contra menores. Cuatro niñas», señala Torres Soler.
Propagadas sobre todo a través de Twitter o X, las denunciantes apuntan a que esto supone un «ataque directo» tanto contra la integridad de las niñas sometidas a la burla pública como contra «la diversidad y la convivencia en una sociedad que debe ser inclusiva y respetuosa con todas las personas, independientemente de su origen o color de piel».
Además, estos mensajes representan la parte visible de un «peligro real». «Vemos el odio que se genera», advierte Torres Soler, cuya asociación tiene ya diez años y brinda asesoría jurídica a afectados por diferentes expresiones del racismo. «Todos estos fascistas que están en la calle representan un peligro para toda persona que no sea blanca».
«Por la experiencia que nosotras tenemos, aunque las niñas están protegidas y sus padres no han permitido que vean estas cosas, esto lo podrían haber recibido de la misma manera que se reciben otras cosas por el móvil y los compañeros. ¿Estas niñas han tenido que ver todo esto? ¿No va a pasar nada?», dice Torres Soler, que acusa que el delito de odio en redes para «personas afrodescendientes y racializadas» tiene repercusiones «casi nulas».
Las denuncias por este tipo de delitos que reciben en Afroféminas incluyen «violencia policial, racismo en la universidad, agresiones en espacio público», explica Torres Soler. «Se traduce en humillaciones públicas sobre todo a mujeres. Todas con una sensación de impunidad». La alegría del sorteo tuvo, al día siguiente, un lado lúgubre.
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