Condenan al padre, al padrastro y a la madre por abusar de tres niñas
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La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas les impone penas que van desde los diez hasta los 24 años de prisión a los tres acusadosLa Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas ha condenado a penas que oscilan entre los 24 y los 10 años de cárcel a tres vecinos de Gran Canaria por delitos de abusos sexuales, maltrato y lesiones.
Las víctimas son tres niñas –hijas de una misma mujer y de distintos padres–, y todas ellas fueron maltratadas por su madre y sometidas a abusos sexuales, bien por su padre biológico o bien por la nueva pareja de su madre.
Al padre biológico de dos de las menores le impusieron 24 años de cárcel: 15 años por un delito continuado de abusos a menor de 16 años, dos por cada uno de los tres delitos por abuso sexual a menor de 16 años (seis años) y tres por un delito de maltrato.
Mientras, la madre biológica de las niñas fue condenada a 10 años de cárcel: tres años por cada uno de los tres delitos de maltrato habitual y un año por un delito de lesiones.
Por último, a la nueva pareja de la madre de las niñas lo penaron a 13 años y seis meses de cárcel por un delito continuado de abuso sexual.
Todas estas penas llevan aparejadas indemnizaciones y medidas de alejamiento.
La sentencia declara probado que la madre –de 41 años–, «con objeto de menoscabar la integridad física y psicológica de sus tres hijas menores», desde 2008 y hasta septiembre de 2.018, «les hizo objeto de continuas agresiones físicas consistentes en darles patadas, golpearlas con el cepillo o con cualquier cosa que tuviere a mano, además de ponerlas de rodillas en el suelo sin ninguna razón que justificase tal proceder». Todo eso lo hacía, en unos casos «por enfados que tuviera con el que fuera compañero sentimental en cada momento», o simplemente «porque entendía que las niñas la molestaban», creando en ellas un estado de «angustia y terror permanente».
En una de esas ocasiones en los primeros días de septiembre de 2.018, en su casa de el Gamonal, «agredió» a una de sus hijas «golpeándola con un cepillo en reiteradas ocasiones».
De la misma forma, la Sala estimó acreditado que el marido de la acusada –de 63 años–, desde 2.014 hasta septiembre de 2.018, hizo «objeto de continuos malos tratos físicos y psicológicos a sus hijas» y a «su hijastra» tales como «tirarlas del pelo, pegarlas o hacerles pasar hambre con frecuencia, además de bajarles la palanca y dejarlas sin luz, generando en ellas un estado permanente de angustia y de temor al mismo». Solo les daba acceso «a comida en mal estado que tenía en la nevera, de modo que les daba de comer de forma arbitraria y caprichosa durante el periodo de tiempo que estuvieron» con él.
Además, en los periodos de tiempo en que una de las menores se vio obligada a convivir con él los fines de semana entre 2015 y 2.018, en la vivienda de San Mateo, «en numerosísimas ocasiones, bajo amenaza de hacer pasar hambre a ella y a sus hermanas pequeñas y de decirle a su madre» que las tres se habían portado mal», la obligó «a acostarse con él y practicarle felaciones al tiempo que el acusado realizaba cunnilingus a la menor». Todo ello cuando la víctima tenía solo 14 años de edad.
Hechos atroces
Asimismo, el acusado en el 2.016 y también en la Vega de San Mateo, «entró en el baño» mientras sus hijas de diez, nueve y doce años, respectivamente, «se bañaban y las tocó por todas las partes de sus cuerpos» .
Como consecuencia de estos hechos, las tres menores sufren de síndrome de estrés postraumático, con síntomas de hiperactivación, pesadillas, enuresis nocturna, inestabilidad emocional, comportamientos impulsivos y autodestructivos, baja autoestima, estilo de apego inseguro y retraimiento social, y sentimientos de vergüenza y desesperanza, según detalla la sentencia.
La misma añade que la acusada, cuando era pareja de otro individuo también procesado –de 56 años–, «en un periodo de tiempo cercano a las Navidades del año 2.015» y en una casa de Telde, «entre seis y siete ocasiones, bajo amenaza de tenerla de rodillas y sin comer toda la noche», obligó a una de las menores que en aquel entonces contaba con tan solo 12 años, «a practicarle felaciones, masturbándose además en su presencia».
La Sala no apreció ninguna de las cuestiones que plantearon las defensas, dictando una sentencia condenatoria para los acusados.