El futbolista –de 18 años– ha reconocido los hechos ante la autoridad judicial y ha sido condenado a 40 días de trabajos en beneficio de la comunidad, un año de alejamiento y prohibición de comunicación con respecto a la víctima y dos años de privación de tenencia de armas.
Según la sentencia, el deportista, «movido por el propósito de causar un menoscabo en la integridad física de la mujer a quien estaba sentimentalmente unido» y que tiene 16 años, le propinó varios golpes en forma de «empujones, patadas y sujeción con fuerza por los hombros».
A pesar de las heridas, la joven «no quiso denunciar, no declaró contra su pareja en el Juzgado de Violencia, no quiso ser reconocida por el médico forense, ni emprender acciones penales y civiles contra el encausado», destaca la resolución.
El jugador de la UD Las Palmas fue condenado por un delito de maltrato, sin haber sufrido lesiones de gravedad.
En este procedimiento, aunque la menor no quiso declarar ante la autoridad judicial, fue clave el testimonio ofrecido por tres testigos: un policía fuera de servicio que se encontraba en el lugar de los hechos, un menor y su abuela. Estas testificales fueron suficientes para que la Policía Nacional acudiese al barrio de Lomo Los Frailes donde ocurrió todo y detuviera al futbolista hasta su pase a disposición judicial.
Los testigos describieron como el condenado propinaba golpes a su pareja pero esta, lejos de huir, insistía en seguir a su agresor hasta que ambos entraron en un portal.
Al condenado le asistió legalmente el abogado del club, entidad que no ha querido pronunciarse sobre este asunto, ni siquiera acerca de si iban a adoptar algún tipo de medida contra este condenado por violencia machista.
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