Las comunidades traspasan las trincheras políticas y se vuelcan con la ayuda a las víctimas

La DANA más devastadora del siglo ha recordado las las tragedias propias en otras regiones despertando una cadena de solidaridad en el resto de Gobiernos autonómicos. Tan solo unas horas después de que el fenómeno meteorológico de unas dimensiones sin parangón que azotó varios territorios pero singularmente la Comunidad Valenciana, sobrepasando la capacidad de gestión de la Generalitat de Carlos Mazón, todas las administraciones regionales se ofrecieron a enviar ayuda material y humana para colaborar en las tareas de rescate. Esta se está canalizando a través del Centro Nacional de Seguimiento y Coordinación de Emergencias (CENEM) del Ministerio del Interior que gestiona y coordina la información y alerta a nivel nacional en materia de Protección Civil, en cooperación con los demás centros de coordinación autonómicos e internacionales en el mismo ámbito.

Pese a que la respuesta a la emergencia del popular Mazón provocó el jueves el primer choque entre el Gobierno de Pedro Sánchez y la oposición de Alberto Núñez Feijóo, lo cierto es que las muestras de auxilio y asistencia del resto de líderes regionales con las víctimas ha traspasado ha traspasado las trincheras políticas. El lehendakari vasco, Imanol Pradales, trasladó la disposición «absoluta» para ayudar a los valencianos, en línea con la presidenta navarra María Chivite que manifestó su «solidaridad y total disponibilidad» a los afectados y el president Salvador Illa confirmó sus conversaciones con los presidentes valenciano, manchego y andaluz para que contasen con «todos los efectivos» de la Generalitat de Cataluña.

La colaboración comenzó en la misma noche del martes, cuando el teléfono de Emergencias 112 de la Comunidad de Madrid ayudó a descargar las miles de llamadas que llegaban a su equivalente valenciano y que continuó durante la jornada del miércoles con la puesta a disposición de recursos. En un primer momento los efectivos que ofrecieron todas las comunidades trataban de dar respuesta a un primer impacto con medios aéreos, servicio de búsqueda con drones, ambulancias, autobombas, camiones y máquinas de excavación. Lo hizo incluso Andalucía, comunidad también afectada por la DANA, que envió tres helicópteros Super Puma a la Comunidad Valenciana. «Todos nuestros medios, salvo los retenes necesarios para actuar aquí, están a su disposición», afirmó el presidente de la Junta, Juanma Moreno.

Desde el jueves ya trabajan en la Comunidad Valenciana efectivos de otros territorios como el equipo de Emergencia y Respuesta Inmediata de la Comunidad de Madrid (ERICAM), una unidad profesionalizada con experiencia en otras catástrofes y otro del Grupo Especial de Rescate el Altura (GERA) de los Bomberos de la comunidad.

La movilización de recursos ha enterrado el hacha de guerra entre la administramadrileña con el resto de partidos después de que Isabel Díaz Ayuso comunicase a los portavoces de los partidos de la oposición los efectivos que Madrid ha enviado a las zonas más afectadas. Un gesto que tanto la jefa de la oposición, Manuela Bergerot como el portavoz del PSOE en la Asamblea Juan Lobato agradecieron cerrando filas con la jefa del Ejecutivo. «Según se vayan desarrollando las fases de esta catástrofe se ejecutarán nuevos apoyos según requieran las autoridades valencianas», avanzó en X Díaz Ayuso.

A estos operativos se unieron este viernes un contingente de bomberos de la Generalitat de Cataluña y un equipo de forenses para ayudar en las labores de reconocimiento. Melilla anunció que en el próximo Consejo de Gobierno aprobará una ayuda especial dotada con 500.000 euros para las víctimas de las inundaciones.

Este despliegue interterritorial cuando aún son cinco las comunidades en alerta cristaliza sobre el terreno la infrecuente «unidad» que el Gobierno central y los dirigentes autonómicos rubricaron en la última Conferencia de Presidentes que se celebró en 2022 en La Palma como un guiño de apoyo tras la erupción del volcán unos meses antes.

Una declaración que explicitó la determinación de encarar de forma compartida la reacción ante una crisis sobrevenida de proporciones mayúsculas y marcada por la excepcionalidad del momento geopolítico, la invasión rusa de Ucrania, tras dos años de pandemia, y que supuso el primer encuentro entre Sánchez y Feijóo -que aún estaba al frente de la Xunta de Galicia pero ya había sido ungido como el relevo de Pablo Casado tras el cisma interno en el PP-.

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