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La lava del volcán amenaza infraestructuras de Los Llanos. REUTERS/VÍDEO: ATLAS
Erupción La Palma

La colada que obligó al desalojo de La Laguna pierde fuerza

En el 25 día de erupción, los indicadores de actividad no dan tregua y se ve lejano el término de las emisiones volcánicas

Miércoles, 13 de octubre 2021, 18:02

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El final de la erupción del volcán de Cumbre Vieja es impredecible. En el 25 día de actividad, ni el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ni el de Canarias, Víctor Ángel Torres, creen que el cráter esté cerca de extinguirse. Casi todos los indicadores reflejaban este miércoles una alta intensidad de las emisiones. El tremor, las vibraciones que experimenta el magma, no daba tregua, al tiempo que se apreciaba una mayor explosividad. Tres coladas permanecían activas: una primera discurre por la cara norte, que va perdiendo fuerza con relación a la que se desplaza por el sur, la cual avanza a 50 metros por hora. Una tercera lengua apenas registra aportación de lava. El volumen de tefra (el material sólido expulsado al aire por el volcán) se estima entre 8 y 9 millones de metros cúbicos desde el inicio de la erupción, según las estimaciones que maneja el Instituto Vulcanológico de Canarias (Involcan).

El Instituto Geográfico Nacional detectó hoy unos 66 terremotos en la zona de la ebullición de la lava, uno de los cuales alcanzó los 4,4 grados en la escala Richter en la villa de Mazo, si bien la profundidad de los seísmos oscilaba entre los 12 y los 37 kilómetros, una circunstancia que tranquiliza a los expertos. La deformación del terreno, que en jornadas anteriores tendía a disminuir, se encontraba en cifras estables.

La emisión de dióxido de azufre, uno de los mejores indicadores para medir la virulencia del volcán, se cifraba a media tarde en 17.700 toneladas diarias, un valor superior al de los días precedentes. Para dar por terminada la actividad volcánica, estos gases tendrían que reducirse hasta una cifra de 100. A su vez, el penacho de gases y ceniza se eleva sobre los tres kilómetros de altura.

Vídeo. Primeras imágenes de la fajana dentro del agua. Atlas

El director técnico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, sostuvo que el frente que se desliza por el flanco norte del volcán, que el martes obligó a la evacuación de unos 800 vecinos del barrio de La Laguna, en Los Llanos de Aridane, «avanza muy lentamente». Según Morcuende, cabe la posibilidad de que «aborte y no vuelva a caminar». Con todo, la destrucción es ya irremediable y la colada norte se ha llevado por delante todo el polígono industrial del callejón de la Gata, del que solo ha quedado a salvo una empaquetadora de aguacate y parte de un desguace.

Visitas a la isla

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dijo que no veía señal de que el Cumbre Vieja remitiera. «Es la cuarta visita que hago a la isla de La Palma, y por desgracia no será la última», apuntó. Por ahora, las rocas volcánicas siguen calientes y poco se puede hacer para reconstruir la isla, salvo habilitar alojamientos de urgencia para los evacuados. Así las cosas, Sánchez pidió «paciencia» a los palmeros. El Ejecutivo canario ya ha adquirido 18 viviendas y se dispone a adquirir otras 45, si bien todas ellas están pendientes de ser entregadas.

La fajana, el territorio ganado al mar por la lava, no está creciendo mucho en las últimas horas, aunque sí está adquiriendo mayor profundidad. El delta ocupa una superficie de 35 hectáreas y 75 metros de fondo, un calado que hace muy improbable que se fracture la plataforma, como se creía al principio.

Para finales de semana se espera que estén instaladas y operativas dos desaladoras portátiles, que tendrán por misión regar fincas del Valle de Aridane. Para este propósito se cuenta también con la aportación de un buque cisterna que llega mañana desde la península para mitigar las necesidades de riesgo.

Morcuende destacó que la zona afectada por el volcán representa solo el 8% de la superficie de la isla. «Esto hay que ponerlo de manifiesto porque se trata de una isla segura», dijo. Los datos del catastro, con fecha 12 de octubre, registran 937 construcciones dañadas: 760 son de uso residencial y 89 agrario. La superficie afectada asciende a 640 hectáreas, 27 más que el día anterior.

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