Los científicos llegan, por fin, hasta el árbol más alto del Amazonas
Visto por primera vez desde el aire en 2018, ahora certifican que este coloso de la naturaleza tiene cuatro siglos de vida, 88,5 metros de altura y casi diez de circunferencia en el tronco
Un gigante de brazos alargados que quieren tocar el sol, por encima del follaje tupido que le llega apenas por la cintura. Así es el ... árbol más alto del Amazonas, al menos que se conozca. Lo vio por primera vez un investigador de Brasil hace cinco años, cuando sobrevolaba la selva en una avioneta Cesna. Pero observarlo desde el aire en un par de rápidas vueltas alrededor no le permitía certificar su tamaño ni la especie del vegetal.
El promedio de altura de los demás árboles ronda los cuarenta de metros, según las señales láser de su medidor, que funciona como una sonda y da medidas muy precisas del bosque. Pero con este ejemplar, los valores se duplicaban, explicó Eric Bastos Gorgens, ingeniero forestal de la brasileña Universidad de los Valles de Jequitinhonha y Mucuri, a la revista Nature,
El científico marcó la localización, en el noreste y a 250 kilómetros de la ciudad más cercana. Y se propuso llegar hasta él. Y ahora, por fin, después de un intento fallido en 2019, ha logrado llegar hasta sus raíces con una expedición de un par de decenas de científicos y guías indígenas.
Con ayuda de un dron, en vez de la tradicional y tortuosa escalada por su tronco, lograron medir con exactitud su punto más alto, que se alza del suelo 88,5 metros. Casi como la estatua de la Libertad en Nueva York o el Big Ben de Londres.
También calcularon su edad, unos 400 años, según los científicos, que no tomaron muestras invasivas, para no perforar hasta el centro del tronco. Pero puede vivir todavía otros 200, hasta cumplir los seis siglos.
Sin hijos
Y determinaron que pertenece a la especie Dinizia excelsa, de la familia de las fabáceas, común en el norte de Sudamérica, en países como Brasil, Guyana o Venezuela. Luego midieron la circunferencia de su tronco, de 9,9 metros. Y se sorprendieron con un dato: no ha tenido hijos. A su alrededor no hay pequeños Dinizia que tomen el relevo cuando muera.
Una explicación para su sobrenatural tamaño lo encuentra el equipo científico en la orografía que circunda al gran ejemplar de parakwa, como lo llaman los pobladores de la selva. Hay una colina de unos 200 metros que flanquea uno de los extremos del árbol, y podría «ayudar a promover el crecimiento», aventura Gorgens, al darle cobijo, frente al mal tiempo. Se cree, por las mediciones de la Estación Espacial Internacional, que en el Amazonas pueden existir árboles de 95 metros. Pero nadie ha visto ni localizado ninguno. Como pasaba con este coloso hasta hace unos pocos años.
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