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Tenerife se dotó del Plan de Actuación Insular frente al Riesgo Volcánico de Tenerife (PAIV) hace casi dos años. El documento evalúa la amenaza volcánica en la isla y establece un plan de actuación para responder ante una emergencia volcánica. Ahora, Tenerife se prepara para implantar el plan con una estrategia que tiene como objetivo concretar los medios y recursos, tanto humanos como materiales, que se activarán en caso de una erupción, adiestrar al personal que intervendrá en la emergencia y formar a la población respecto a las medidas de autoprotección.
«A mediados de este año, en mayo o junio, la Universidad de La Laguna presentará la estrategia para comenzar la implantación del plan», explica el director insular de Seguridad del Cabildo tinerfeño, Rubén Fernández, acerca de la aplicación práctica de este documento promovido por el Servicio Técnico de Seguridad y Protección Civil de la Corporación insular y desarrollado por la Cátedra de Reducción del Riesgo de Desastres de la universidad pública tinerfeña.
«Comenzamos a trabajar en la implantación de esta estrategia el año pasado con un congreso de riesgo volcánico que se acompañó de un trabajo técnico para estudiar cómo garantizar los servicios y suministros esenciales y la actuación de las fuerzas de seguridad y los especialistas en emergencias», señala Fernández, acerca del punto de partida de la estrategia que desarrolla la ULL para determinar la metodología para la aplicación del plan.
Esta estrategia tendrá una especial incidencia en la población y las administraciones ubicadas en la zona con un grado de amenaza alta o muy alta de sufrir una erupción volcánica, fijado en el plan.
«La zona donde hay más probabilidad de erupción es el flanco noroeste, desde Icod de los Vinos a Guía de Isora», comenta el director insular de Seguridad.
En esta parte de la isla, se realizará un mayor hincapié en la divulgación del plan entre la población y, sobre todo, en la planificación de las actuaciones. «El objetivo es que los habitantes conozcan medidas de autoprotección ante el riesgo volcánico con el convivimos día a día y las administraciones locales sepan cómo actuar en caso de riesgo o erupción inminente. La población tiene que estar preparada», afirma Fernández.
Y es que unas 60.000 personas habitan en la zona calificada con una amenaza alta o muy alta de erupción. De hecho, unas 38.000 personas residen en los municipios de Santiago del Teide, El Tanque, Guía de Isora, Garachico y parte de Icod de los Vinos donde el riesgo volcánico es muy alto.
«Evacuar no es tan sencillo como decir: 'salgan de sus casas'. El plan determina cómo realizar una evacuación y posterior albergue. Es un documento muy completo», resalta Fernández sobre una acción compleja que prevé múltiples circunstancias.
«En La Palma hubo 6.000 personas evacuadas. Aquí ese número se alcanzaría con un solo barrio afectado», dice el experto que asumió la dirección técnica en la erupción del Tajogaite. «En La Palma, por primera vez, fuimos conscientes del riesgo con el que convivimos», apunta.
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