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El vertido de 26,3 toneladas de pélets que están invadiendo la cornisa cantábrica ha puesto a estas bolitas plásticas en candelero, pero lo cierto es que este material industrial es un viejo conocido en las costas canarias. Por eso, la bióloga y ... experta en microplásticos, Alicia Herrera, supo desde el primer momento que «los pélets aparecidos en Tenerife no son del vertido del Toconao, sino los que llegan habitualmente a las costas de Canarias».
En todo caso, el Gobierno canario activó este miércoles el protocolo de prealerta ante el aviso de la aparición de gránulos de plástico en la playa tinerfeña de Bajamar; una medida que mantendrá hasta comprobar el alcance y extensión de la invasión de bolas, si bien descartó que procedan del vertido en aguas gallegas.
El grupo de investigación de Ecofisiología de los Organismos Marinos (Eomar) del IU-Ecoaqua de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), del que forma parte Herrera, lleva topándose con este tipo de material plástico desde que realizaron las primeras inspecciones en las costas del archipiélago en 2015.
«Los pélets están llegando a las costas de Canarias desde hace muchos años. De hecho, es fácil encontrar en la línea de marea estas bolitas de plástico, sobre todo en las playas orientadas al noroeste», dice la investigadora.
Además, en algunos puntos la presencia de esta materia prima industrial para fabricar objetos de plástico es notoria. «En octubre de 2015 en la playa de Famara, en Lanzarote, después de una tormenta, hicimos un muestreo. Había muchos microplásticos y el 40% de las muestras eran pélets», comenta la científica.
«A Canarias los pélets llegan de forma continua y en grandes cantidades, pero no tenemos a quién echarle la culpa. Nadie se hace responsable del microplástico», afirma Herrera sobre este material vertido por buques o industrias que no debería haber llegado nunca al mar y cuya peligrosidad llevan mucho tiempo denunciando desde distintas instancias, como la organización sin ánimo de lucro Good Karma Projects.
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Para calibrar la peligrosidad de estos gránulos plásticos, que suponen un problema medioambiental muy grave por su larga permanencia en el medioambiente, «hay que conocer su composición polimérica, que fundamentalmente es polietileno (PE) o polipropileno (PP), pero lo más importante es saber si tienen aditivos para que resistan la acción del sol o retardantes de llama», señala la investigadora que ha estudiado los contaminantes asociados a los pélets recogidos en las costas canarias.
«Encontramos más de 80 contaminantes químicos asociados, algunos están asociados a la fabricación de estos pélets y otros, son contaminantes químicos que se adhieren a sus paredes», señala Herrera sobre el estudio publicado en 2019 que recogió el análisis de las muestras obtenidas durante dos años en cuatro playas canarias; la de Lambra, en La Graciosa; y en Las Canteras y Los Cuervitos, en Gran Canaria y en Las Caletillas, en Fuerteventura.
Posteriormente, los pélets se han hallado en playas de la costa norte de toda Canarias, desde El Hierro a La Graciosa.
Ahora, el equipo Eomar del IU-Ecoaqua de la ULPGC está inmerso en una investigación sobre la toxicidad de estos materiales en la fauna marina, ya que estos pélets se han encontrado en los estómagos de aves y peces.
«Las conclusiones preliminares indican que, cuando alimentamos a los peces durante 60 días con un 10% de pélets de playa en su alimento, algunos contaminantes pasan al hígado», comenta sobre este experimento realizado en laboratorio que habría que cotejar con lo que sucede a la fauna en el medio marino.
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Carmen Delia Aranda
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