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Por primera vez la ONU ha activado el Protocolo de Seguridad Planetaria por la posibilidad de que el asteroide 2024 YR4 pueda impactar con la Tierra. La posibilidad es de solo un 1,5%, pero «ese 1,5% es mucho porque todos los objetos tienen cero probabilidad de impacto menos en 2004 Apofis», que tuvo inicialmente una probabilidad del 2,70%, más tarde corregida, explica Julia de León científica del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), experta en la composición de asteroides y miembro de comité que sigue a la roca.
De León recuerda que enviaron un correo al grupo de investigadores ligados a la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN), presidida por la NASA, e la que está el IAC y crearon una plataforma para compartir datos y observaciones del asteroide 2024 YR4. «Lo interesante es que hemos ido añadiendo datos y no baja la probabilidad y eso hace que se activen los protocolos porque hay una serie de condicionantes como que tiene más de 50 metros».
Ahora, añade la experta y directora del Grupo de Sistema Solar del IAC, «lo que estamos haciendo es seguir observándolo. El problema es que se está alejando de la Tierra y cada vez los datos que obtendremos serán de peor calidad. De ahí la prisa. Tenemos que responder rápido para estudiarlo cuando está brillante. En unos meses, prácticamente en marzo o abril, desaparecerá de nuestra vista». De hecho ya se ha activado la petición para observarlo desde los telescopios espaciales, advierte.
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En principio la predicción es que el asteroide 2024 YR4 pase por la Tierra el 22 de diciembre de 2032. Descubierto el pasado 27 de diciembre, la ciencia tendrá solo entre tres y cuatro meses para ajustar la información que se ha logrado captar. «Se le calcula una órbita, a qué distancia está del sol y cuánto tarda en dar una vuelta… Esos datos los propagamos hacia el futuro y si los dos planos coinciden hay una probabilidad de que pueda chocar, aunque con un error bastante grande. Cuanto menos precisa sea tu estimación de la órbita mayor el error. Necesitamos refinar mucho la órbita para que predicción sea precisa», de ahí las «prisas», explica la científica, que recuerda que se tendrá otra oportunidad en 2028, año en el que se prevé se acerque de nuevo.
Con esta observación actual, dice De León, se ponen a prueba. «Se activan los protocolos y se ve que capacidad real que obtener información y acortar el tiempo respuesta de cara a mejorar». Por ejemplo, abunda la científica, «quizás nos falte un telescopio con estas características concretas».
Con la información actual no se puede predecir dónde podría caer el asteroide si finalmete impactara con la Tierra, pero en cualquier caso, dice De León, «donde caiga será más o menos como una bomba atómica» porque «sabemos que es una roca, silicatos, y por la información de la cantidad de luz que refleja el objeto y otros cálculos le estimamos un rango de entre 40 y 90 metros».
Aún así, advierte la científica, hay tiempo para prepararse. «Lo vamos a volver a observar en 2028», por lo que los datos se ajustarán más, «no hay que asustar a la población. Está ahí y podemos mitigar los efectos de un fenómeno natural, como se hizo en La Palma y ahí teníamos menos tiempo de reacción», afirma.
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