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Recibir 80 euros por dejar que te escaneen el iris para enseñar a la inteligencia artificial no es una gran idea. Al menos es lo que considera Pino Caballero, catedrática en Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial de la Universidad de La Laguna (ULL) y experta en ciberseguridad. El iris es un dato biométrico único, «está asociado a tu persona sin que puedas cambiarlo. Si alguien lo copia puede hacerse pasar por ti durante toda tu vida. Estas comprometiendo no solo el presente, que te suplanten ahora, y condicionando tu futuro», asegura.
Estos días ha sido noticia que la empresa Worldcoin ha logrado captar a cerca de 400.000 personas en España para escanear su iris a cambio de 80 euros en criptomonedas, una práctica que investiga la Agencia Española de Protección de Datos.
Hay diferentes formas de autentificar a las personas, «las más personales son las biométricas. El iris, junto a la de la palma de la mano, porque ahí usan las venas, son las más delicadas. Son características únicas que no van a cambiar nunca en toda tu vida. Por eso es un dato muy valioso», añade la experta. Según Caballero, este tipo de identificación biométrica se está utilizando en instalaciones de alta seguridad, aunque seguramente con el tiempo «el iris sea una de las formas de identificarnos que vamos usar en determinadas circunstancias».
Pino Caballero
Catedrática de Computación e IA de la ULL
Lo preocupante en este caso , abunda la científica, es que no hay garantías de qué se hace con la información, «en qué servidores» se están guardando y de si los datos, tras entrenar a la inteligencia artificial, se borran.
«Lo que insisto es que es uno de los datos más valiosos que tenemos y lo están pagando a 80 euros. Se están aprovechando de la gente joven, tal vez menores de edad, y de gente sin recursos. Además, pagar en criptomonedas no garantiza la seguridad».
Para hacerse con esos datos, continúa la experta, hay que seguir «un protocolo de consentimiento informado, de cómo se almacenad y destruyen los datos, todo está reglado», abunda.
Caballero explica, además, la peculiaridad de que sea el iris lo que está buscando la empresa que, en su opinión, no hace un «uso ético» de esta información. «La empresa que coge esos datos, al parecer es de los dueños de ChatGTP, dice que es para enseñar a su inteligencia artificial a diseñar un sistema de seguridad, pero lo cierto es que no deja de ser una empresa que se atiene a la legislación de EE UU y el reglamento europeo de protección de datos es mucho más restrictivos». Pero es que además, recuerda, el iris o la palma de la mano son «de los pocos datos digitales a los que no han tenido acceso porque no están en internet. Creo que en breve harán lo mismo con la palma de la mano y ofrecerán biometrías. A la voz, el reconocimiento facial o la huella dactilar ya se puede acceder en internet y seguro que ya hay bases de datos», señala la experta.
La catedrática advierte que no está en contra de estos avances tecnológicos. Ella misma, reconoce, usa ChatGPT, pero si recuerda que en este caso no parece que estén «siendo sinceros» al no dar toda la información como los servidores o los algoritmos que aplican.
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