Las aguas canarias, a la cabeza mundial en microplásticos
investigación ·
Medio centenar de científicos estudian el impacto del plástico en la Macaronesia. En las playas canarias orientadas al noreste se ha llegado a encontrar hasta 300 gramos de este residuo por metro cuadrado. La basura ha llegado arrastrada desde la costa este de EE UU y Canadá
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Canarias es una de las zonas del mundo más afectadas por la presencia de microplásticos en el mar. Esta es una de las conclusiones preliminares del proyecto Implamac en el que unos 50 científicos de Madeira, Azores, Cabo Verde y Canarias investigan el impacto de los microplásticos en las aguas y el ecosistema marino de la Macaronesia.
El estudio de la presencia y composición de los microplásticos en las playas y las aguas de las islas ya ha arrojado sus primeros resultados. «Aunque la presencia de microplásticos es un problema global, según las revisiones que hemos hecho de la literatura científica, afecta especialmente a las Islas Canarias. En lo que se refiere a la presencia de microplásticos flotantes y de microplásticos en las playas, los valores de Canarias se encuentran entre los más altos de todo el mundo», comenta Alicia Herrera Ulibarri, investigadora del Grupo de Ecofisiología de los Organismos Marinos (Eomar) del IU-Ecoaqua de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y coordinadora, junto a May Gómez y Zoraida Sosa, del equipo de la universidad grancanaria que toma parte en este proyecto liderado por Javier Hernández Borges desde la Universidad de La Laguna (ULL).
La investigación, iniciada en 2019 y que acabará en otoño de este año, pretende «investigar y monitorizar el impacto de los microplásticos y los contaminantes químicos asociados a ellos en Canarias», explica Herrera.
Para ello, se está cuantificando la presencia de microplásticos en 17 playas del archipiélago y en los organismos marinos. Además, se están estudiando los contaminantes químicos que tienen asociados estos microplásticos. «Queremos identificar el impacto de los contaminantes químicos que traen asociados en el medio marino», explica la bióloga y doctora en oceanografía.
Y es que un estudio previo de Eomar reveló que en los microplásticos hay más de 80 contaminantes. «Son de dos tipos: los contenidos por los propios plásticos desde su fabricación; aditivos, colorantes, retardantes de llama, filtros ultravioleta; y por otro lado, los contaminantes que hay en el océano que se van pegando a las paredes de los microplásticos. Atraen estos contaminantes y los concentran en valores mucho mayores que los que hay en el océano», señala Herrera. Unos y otros convierten estos residuos en bombas de contaminantes químicos para los organismos marinos que los ingieren.
Entre estos contaminantes se han detectado algunos nuevos; «filtros ultravioletas de las cremas solares, hormonas o medicamentos», explica sobre uno de los frentes de esta investigación que aúna a biólogos y químicos de toda la Macaronesia.
Los dos nodos canarios de Implamac, el de la ULPGC y ULL, han realizado muestreos en 17 playas de todo el archipiélago.
En el caso de Las Palmas, se ha cuantificado la presencia de microplásticos y se han tomado muestras en las playas de Lambra (La Graciosa), Famara (Lanzarote), Vagabundo y Las Canteras en Gran Canaria y Caletillas y Caleta del Marrajo, en Fuerteventura. En Madeira se han analizado otras siete, al igual que en Azores. Mientras que en Cabo Verde se han estudiado diez playas, señala la oceanógrafa.
«Pretendíamos identificar las zonas más afectadas, los ' hotspot' (puntos calientes), donde más se concentra la llegada de microplásticos», comenta la científica que localiza estos puntos negros en tres playas: Lambra, en La Graciosa; el Porís, en Tenerife, y Arenas Blancas, en El Hierro.
Estos lugares se encuentran en las costas orientadas al noreste y acumulan todo lo que arrastra la corriente de Canarias, una rama descendente de la corriente del Golfo. «Mucho de lo que trae proviene de la costa este de Estados Unidos y Canadá», detalla Herrera sobre el origen constatado de los residuos.
«Lo hemos comprobado porque en los muestreos encontramos etiquetas de plástico, donde figura la procedencia, usadas para marcar las trampas de langostas en Estados Unidos. Las encontramos de Massachusetts, de Maine... Sabemos las fechas. La más antigua es de 1999. Pueden llevar 20 años flotando y aparecen en las costas norte y noreste», explica.
En todo caso, la orientación de la costa hacia esta corriente no es el único elemento que determina la acumulación de los plásticos.
También influye, resalta Herrera, el tipo de sedimentos y las condiciones de la costa; si es de arena o de rocas, si tiene mucha pendiente o no, el viento o el oleaje, entre otros factores.
Por ello, la cantidad de microplásticos hallados es muy variable. «En el conteo de microplásticos de playas el valor máximo ha sido 300 gramos por metro cuadrado. Hemos encontrado una gran variabilidad temporal y espacial de los valores. Son muy variables entre una zona y otra de una playa o de un muestreo y otro. Vas en enero a una playa y encuentras muchísimo plástico. Vas en abril y no hay nada», aclara.
Basura flotante
En la superficie del mar, la concentración de microplásticos depende de las dinámicas costeras. «Hay zonas, como la Bahía de El Confital, que es muy cerrada y acumula mucha basura porque se da una circulación interna que lo favorece. Allí, hemos encontrado más de un millón de microplásticos por kilómetro cuadrado en la superficie del mar. Pero, muy cerca, encontramos 20.000 microplásticos por kilómetro cuadrado», ejemplifica la bióloga.
En todo caso, hay zonas muy críticas de la superficie marina próxima a Canarias donde redes de pesca, microplásticos, algas y otros residuos forman hileras de basura flotante, denominadas 'marine litter windrows' con una longitud de hasta un kilómetro.
El equipo de Implamac encontró varias de estas líneas de basura, sobre todo al sur de Tenerife y de Gran Canaria, en una expedición en velero desde La Alegranza a La Gomera. En estas hileras se suelen enredar organismos marinos, sobre todo tortugas.
Detectar estos residuos flotantes a través de imágenes por satélite para actuar sobre ellas y eliminarlas será objeto de un futuro proyecto de investigación. Mientras tanto, dos barcos del Gobierno de Canarias intentan eliminarlas en el proyecto Oceanlit, relata Herrera.
En los peces
Los investigadores de Implamac han detectadola presencia de microplásticos en alrededor del 50% de los peces analizados. Se están estudiando ejemplares de caballa, pargo y salmonetes capturados en cada uno de los cuatro archipiélagos de la Macaronesia.
La presencia de microplásticos en el estómago de los peces es similar en todas las regiones, si bien en los archipiélagos de Madeira, Azores y Cabo Verde aparición de estos residuos en los peces algo mayor, explica Alicia Herrera.
En Canarias, se encontró plástico en el 37,5% de los ejemplares de caballas, en el 33,3% de los salmonetes y en el 23,3% de los pargos. Ahora, los investigadores están intentando determinar si los contaminantes de los plásticos han pasado a los tejidos de los peces.
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