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Las partículas de plástico de las aguas canarias llegan principalmente a través de tres rutas: desde el Mediterráneo, el Atlántico Norte y la costa de África. Esta es una de las principales conclusiones a las que han llegado los científicos de OpenPLAS, un grupo de investigación que coordina la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), en el que también participan investigadores del grupo AChem (Applied Analytical Chemistry Research Group) de la Universidad de La Laguna (ULL) y del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC).
Una de las principales entradas se relaciona con el giro subtropical de la corriente del Atlántico Norte y genera puntos negros de llegada de microplásticos en el litoral del archipiélago orientado al noreste. «Ahí tenemos una entrada con una corriente principal de norte y noreste, con llegadas significativas a playas como Famara, en Lanzarote; Playa Grande, en Tenerife, Lambra, en La Graciosa, o Arenas Blancas, en El Hierro», explica la profesora del departamento de Química de la ULPGC y coordinadora de OpenPLAS, Daura Vega.
Los fragmentos de plástico arrastrados por esa corriente, algunos procedentes de la costa este de Estados Unidos, tiene un tamaño concreto. «Aunque se llaman microplásticos no son tan pequeños. Tienen un tamaño de unos 4 o 5 milímetros como máximo», señala la científica.
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La segunda vía principal de llegada de plástico, estudiada por el equipo de oceanografía física de OpenPLAS, nos trae basura marina de mayor tamaño procedente de la costa de África. «Tenemos redes, boyas, botellas, pinzas... Estamos hablando de macroplásticos con un tamaño superior a los 25 milímetros», aclara la oceanógrafa química. «Los modelos preliminares de las trayectorias que estamos estudiando señalan un aporte significativo a Canarias desde la región africana, donde abunda la pesca artesanal», comenta Vega.
Este tipo de residuos, precisa la coordinadora de OpenPlas, llega fundamentalmente a las aguas situadas al sur de las islas, sobre todo a Fuerteventura y al sur de Gran Canaria y de Tenerife.
La tercera de las rutas de entrada de los fragmentos de plástico presentes en el entorno marino de Canarias está ligada a las aguas vertidas al Atlántico desde el Mediterráneo. «La corriente arrastra partículas mucho más pequeñas. Estamos hablando de un tamaño de máximo de 200 o 300 micras. No son visibles a los seres humanos. Las tenemos que ver con lupa o al microscopio», relata Vega, sobre unas partículas que se hunden, al ser más densas que el agua y, sobre todo, al ser empujadas por las dinámicas oceánicas.
«Esas partículas llegan en profundidad, a 1.100 metros bajo el nivel del mar. Nuestra hipótesis es que posiblemente estas partículas estén llegando con el agua mediterránea», subraya la investigadora que asegura que, en este caso, «la flotabilidad del microplástico no es el parámetro fundamental: que se vea arrastrado por esa dinámica de las masas de agua es lo que va a determinar si eso flota o se hunde».
Los investigadores de OpenPLAS han llegado a esta deducción tras analizar las aguas profundas en las expediciones realizadas con los buques del IEO-CSIC y encontrar una mayor concentración de plásticos a 1.100 metros de profundidad. «Se sabe desde hace tiempo que el agua del Mediterráneo, cuando sale por el estrecho de Gibraltar, va buscando profundidad y se va situando a unos 1.000 metros de profundidad. Eso se conoce desde hace mucho, lo nuevo es que hemos constatado que al analizar una columna de agua, a determinada profundidad, encontramos concentraciones de microplásticos más altas», explica el oceanógrafo físico, Francis Machín.
«Creemos que esos microplásticos no se han hundido desde la superficie, sino que llegan vinculados a la propia agua mediterránea, arrastrados por la corriente a gran profundidad», añade Vega.
Les resulta atrevido hablar de una concentración media de partículas a esta profundidad porque la acumulación de los residuos en aguas abiertas es muy variable, pero sí que pueden guiarse por los valores comparativos en distintas profundidades de una columna de agua. «En cualquier caso, estamos hablando de varias unidades de partículas por litro de agua», apunta la investigadora sobre unos muestreos en los que han filtrado entre 72 y 3.000 litros de agua en cada rango de profundidad analizado, en función de la instrumentación utilizada.
Otro de método empleado por OpenPLAS para determinar las rutas que sigue el plástico llegado a las aguas canarias es la modelización de su retrotrayectoria. Es decir, a partir de una mancha de residuos plásticos encontrada en un punto de la costa canaria se estudian los fenómenos atmosféricos, el oleaje, el viento y las corrientes para reconstruir de forma retrospectiva el camino realizado por la basura en determinado periodo de tiempo.
También OpenPlass analiza el papel de los remolinos en la concentración de la basura marina. «En el remolino anticiclónico, donde las aguas se mueven en el sentido de las agujas del reloj, los microplásticos tienen una concentración significativamente mayor que en el resto del océano», explica Machín sobre estos cuerpos de agua giratorios, de entre 10 y 100 kilómetros, que funcionan como una 'roomba' donde convergen los microplásticos. «Canarias es una zona importante de remolinos», apunta Machín.
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