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Imagen de una de las riadas sobre las calles de Chiva (Valencia). EFE

Chiva, la ciudad valenciana en la que la DANA descargó 343 litros en tan solo cuatro horas

El acumulado en toda la jornada fue de 445 litros, una de las precipitaciones históricas en toda la región

Héctor Esteban

Valencia

Miércoles, 30 de octubre 2024, 08:09

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Una hora fue suficiente para desatar el caos en Chiva (Valencia). A las cinco y cuarto de la tarde, un riachuelo de agua bajaba por la calle Ramón y Cajal camino del cauce del barranco. Agua pero menos. Un cuarto hora después la cosa empezaba a ponerse seria, y diez minutos más tarde la devastación absoluta. El caos, lo nunca visto. Chiva nunca olvidará el 29 de octubre de 2024. Una fecha para la historia, en el que una tromba de agua se llevó por delante casas, ilusiones y que generó miedo, muchísimo miedo. Especialmente en aquellas personas que viven en el cauce del barranco de Chiva, el lugar más pintado y fotografiado del pueblo, que ayer bajó con una fuerza devastadora, como nunca. A las ocho de la tarde, ni había cauce ni barranco ni calle Buñol. El agua iba de lado a lado, como un Ebro cualquiera, con una fuerza descomunal.

El dato fue histórico, según Aemet. El acumulado fue de 445 litros por metro cuadrado en todo el día -343 litros en sólo cuatro horas, entre las cuatro y media y las ocho y media de la tarde–. La última vez que llovió tanto en un sólo punto fue el 11 de septiembre de 1996, cuando cayeron 520 litros por metro cuadrado en Tavernes de la Valldigna.

Coches arrastrados, garajes anegados, bajos inundados y una sensación de impotencia en una población que vio como en suspiro la destrucción corría por sus calles. Vecinos evitando que el agua arrastrara a otros, empleados atrapados en el polígono industrial y vecinos de toda la comarca atrapados en los accesos de la A3. Parados durante horas, con sus coches flotando y muchos de ellos subiendo a autobuses buscando cobijo. Gente totalmente desamparada, tratando de atender los consejos de las unidades de emergencia sin saber qué hacer. La A3 se convirtió en una ratonera, igual que el cruce con el by pass, donde los coches comenzaron a flotar arrastrados por el agua del barranco del Poyo, que venía hasta los bordes por el agua caída en Chiva.

¿Cuál fue la clave de la destrucción? El caudal del barranco del Poyo. Los datos de la Confederación Hidrográfica del Júcar no engaña, son voraces, contundentes y destructores. En sólo una hora, el caudal que bajaba por el barranco del Poyo se multiplicó casi por cuatro. A las 17:50, 691 metros cúbicos por segundo. Una hora después, el apocalipsis, 2.282 metros cúbicos por segundo. Una cantidad que no había cauce que se la trague. A partir de ahí, el caso, la destrucción, salvar la vida, porque mucha gente jugó eso ayer por la tarde, a salvar su vida y la de muchos desconocidos. Hubo gente que se jugó el pellejo para sacar de coches a otra gente.

En Chiva, la tromba se llevó el puente viejo y se arrasó con parte de la estructura de una vivienda. De la misma manera que en Cheste la fuerza del agua también arrasó con el puente que hay junto a la gasolinera. Hoy, el amanecer, será un paisaje distinto.

Toda esa destrucción se desplazó por la tarde noche a toda la comarca, donde no llovió con fuerza durante todo el día, pero fueron las víctimas del caos aguas arriba. La tromba caída en Chiva en sólo cuatro horas fue un torrente devastador en los municipios cercanos a la Albufera. Catarroja, Paiporta, Picanya, La Torre... lugares donde los bajos se inundaron, donde la gente se tuvo que subir a los coches, agarrarse a las farolas o encaramarse a muros para salvar sus vidas.

Además, una gran cantidad de conductores se quedaron atrapados en sus vehículos y las llamadas de auxilio a familiares, a través de las redes sociales e incluso a los medios de comunicación se sucedieron.

Todo lo que cayó en la zona alta de la rambla tenía que ir hacia abajo porque forma parte de la naturaleza, algo que Emergencias debería haber previsto con mayor antelación. Un mensaje para confinar a la gente en sus casa, mucho antes de las nueve de la noche, que es cuando llegaron, hubiera evitado situaciones peligrosas.

El agua de Chiva primero convirtió en un caos la A-3 en el cruce con el by-pass. La rambla comenzó a desbordarse sin remedio, los conductores quedaron atrapados, y los servicios de emergencia desbordados. Ayer, al cierre de esta edición había mucha gente tirada en la carretera, resguarda donde podía o donde les había llevado los servicios de emergencia. En gasolineras, en lo alto de los puentes, en cualquier sitio que estuviera alejado del caudal de una rambla desbordada por la tromba caída más arriba.

En los municipios de la comarca de la Huerta de Valencia, que fluyeron como una tarde normal a pesar de que aguas arriba el torrente de agua avisaba del desastre, se vieron sorprendidos porque no hubo un toque de corneta generalizado para que todo el mundo se resguardara en sus casas.

Hoy la mañana se presenta muy dura en los municipios que bordean el barranco de Chiva o la rambla del Poyo, en función de la localidad. Anoche había miedo al amanecer. En Chiva, por los daños materiales porque afortunadamente no había desaparecidos y, con la esperanza de que muchos de los que estaban tirados en la carretera hayan podido llegar sanos y salvos a sus casas.

Las imágenes, que han corrido como la pólvora por todos los grupos de guasap de los vecinos de Chiva y el resto de municipios afectados son desoladoras. Casas destruidas y calles anegadas totalmente por millones y millones de litros de agua de lluvia en una de las peores inundaciones que se recuerdan, casi tan graves como la pantanada de Tous en 1982. Los municipios cercanos a la rambla del Poyo iniciarán hoy una nueva etapa, que no es otra que la de la reconstrucción.

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