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«Antes nuestros adolescentes solo consumían cannabis, ahora consumen más sustancias, entre ellas la cocaína», dijo este martes María del Carmen Lázaro, directora del Poryecto Hombre, del que presentó la memoria anual de 2022.
La entidad atendió en 2022 un total de 145 casos de adolescentes, incluyendo en muchos de ellos a sus familias (63%). La mayoría son chicos (80%) y se inician en el consumo a la edad de 14 años, «principalmente al cannabis». Además, el 15% de las adolescentes habían sufrido violencia de género, señala el documento.
Lázaro destacó, además, que el 13,6% de los y las adolescentes que han tratado presentaban una «patología dual», es decir que además del consumo existen problemas de salud mental, cifra que en el caso de las jóvenes llega al 21,1% y en el de los chicos al 13,6%.
«El consumo ha pasado a más y aumenta la patología dual, el maltrato y problemas alrededor del consumo», dijo Lázaro. «Antes eran consumidores de cannabis, pero hemos ido evolucionando a más drogas», como el alcohol, la cocaína y las benzodiacepinas. La edad media es de 17 años, y una parte de los y las jóvenes atendidos (4,4%) vivían en instituciones.
En general el Proyecto Hombre constata, dijo Lázaro, que «el consumo ha cambiado completamente», por lo que la entidad se ha «adaptado» ofreciendo diversos programas.
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De los adultos atendidos, 1.235, el 78% son hombres cuya media de edad es de 39 años mientras que la de las mujeres es de 40 y las principales sustancias que consumen son cocaína, crack y alcohol. Además, un 22% de casos presenta patología dual, dijo Lázaro.
La directora del proyecto llamó la atención sobre que el 70% de las mujeres atendidas «han sido en algún momento víctimas de violencia de género. Es el dato más preocupante desde nuestro punto de vista», dijo, pues en 2021 la cifra era del 55%. «Es un reto importante y hacemos un llamamiento para trabajar en coordinación» con otras instituciones, afirmó.
También destacó que el 22% de las personas atendidas está en situación de exclusión social o en riesgo de poder estarlo. «Los índices de pobreza aumentan y el número de personas que no tienen casa o dónde llevar su programa de rehabilitación».
Sobre las sustancias consumidas, Lázaro dijo que en Gran Canaria había aumentado el consumo de crack mientras que en Tenerife lo había hecho el de cocaína. También habían notado «un notable incremento de las conductas adictivas por juego patológico».
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