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El alumnado de la ESO de Canarias podrá pasar de curso y titular hasta con tres asignaturas suspendidas. La medida está recogida en la orden que la Consejería de Educación prevé publicar de forma inminente con los criterios de evaluación en la enseñanza no universitaria para este año académico. No se distinguirá además de qué materias se trata. Hasta ahora –y obviando el curso pasado, que por la pandemia y el cierre abrupto de las aulas la repetición fue muy excepcional–, las y los estudiantes de secundaria obligatoria podían pasar de curso con un máximo de dos suspensos, y siempre que no coincidieran Lengua y Matemáticas.
«En la ESO se podrá pasar de curso hasta con tres materias suspendidas siempre que el equipo educativo entienda que el alumno ha alcanzado los objetivos y competencias básicas de la etapa, es una evaluación global, no profe a profe, y la Lomloe refuerza ese espíritu colegiado», señala Gregorio Cabrera, director general de Ordenación e Innovación Educativa.
En bachillerato el límite de suspensos se mantiene y para titular en segundo los estudiantes deben tener todo aprobado. En esta etapa no se ha cambiado la norma vigente, pero en la orden se especifica que la evaluación competencial debe ir en paralelo a la de las materias y siempre con consenso del equipo docente.
La orden de la Consejería ya ha recibido el informe del Consejo Escolar de Canarias, del que se han recogido varias aportaciones. Sin embargo, ha habido discrepancias respecto al máximo de suspensos con el que pasar de curso en la ESO, ya que el órgano de representación de la comunidad educativa propuso no definir un número concreto de materias, dejando la decisión de si el alumno o la alumna había alcanzado los objetivos de la etapa en manos de los equipos educativos «Optamos por poner un límite para que haya un criterio de homogeneidad en la toma de decisiones, creemos que el profesorado necesita referentes», señala el responsable de Ordenación e Innovación Educativa.
La orden, que estará vigente este curso y que recoge también aspectos como la evaluación de la enseñanza 'online', responde al espíritu de la Lomloe, más conocida como 'ley Celaá', que aspira a reducir las repeticiones. Otras comunidades autónomas han aprobado ya directrices de evaluación similares a las de Canarias.
Uno más. Hasta ahora se podía aprobar en la ESO con un máximo de dos suspensos
Bachillerato. Se mantiene el criterio vigente años anteriores
Menos repetición. Los nuevos criterios responden al espíritu de la Lomloe
Decisión colegiada. Los equipos educativos deciden si el estudiante ha adquirido las competencias para continuar
La mayoría de los informes educativos señalan que el alto porcentaje de alumnado que repite curso es una de las grandes deficiencias del sistema español, ya que la medida no supone una mejora en los años posteriores del estudiante afectado. Canarias es, además, la comunidad autónoma con la tasa más alta de repetidores: según el último estudio PISA, si en el país el 28,7% de estudiantes de 15 años ha repetido al menos una vez curso, en el archipiélago el porcentaje se eleva al 35,6%.
Además, a la hora de aprobar influye, y mucho, la situación socioeconómica. En un informe reciente en base a los datos de PISA, Save the Children alertaba de que el alumnado más desfavorecido repite cuatro veces más que el que vive en familias con recursos.
«La Lomloe deja muy claro que la repetición no es la solución y apuesta por que el alumno pase con los refuerzos necesarios para ponerse a la par con el resto de compañeros, y hay que poner recursos para eso», afirma Manuela Armas, consejera canaria de Educación. «Cada día se comprueba más que repetir no viene nada bien al alumno en ningún aspecto, al contrario», añade.
Armas reconoce que Canarias arrastra «desde hace muchos años» el problema del alto porcentaje de repetidores y apuesta por actuaciones concretas en función de dónde hay más fracaso escolar . Pone como ejemplo la bajada de ratios, una medida solicitada por la comunidad educativa, y afirma que no es partidaria de hacerlo de forma generalizada sino en los grupos mezcla –donde están en la misma aula alumnado de dos cursos diferentes– o en las zonas más deprimidas y con más fracaso escolar, siempre en función de análisis previos. «Es importante tener un estudio sobre las repeticiones para actuar; lo más justo es repartir en función de las necesidades», concluye la consejera.
El porcentaje de alumnado que pasó de curso se disparó en Canarias el año pasado, el más difícil en la enseñanza por el repentino cierre de las aulas el 14 de marzo por la pandemia. La obligada puesta en marcha de forma improvisada de un modelo de clases 'online', que hizo mucho más evidentes desigualdades como la brecha digital, llevó a las comunidades autónomas y al ministerio de Educación a decidir flexibilizar al máximo los criterios de evaluación, haciendo de la repetición una medida excepcional.
Y así fue en Canarias, según los datos provisionales de la Consejería de Educación: tanto en la secundaria obligatoria como en el bachillerato pasó de curso o tituló en el archipiélago en torno al 93% del alumnado. Por ejemplo, en cuarto de la ESO el porcentaje de estudiantes que titularon se elevó al 92,4%, 10,2 puntos más que en el año académico anterior. En segundo de bachillerato las cifras son similares: el alumnado aprobado fue del 93,5%, por el 82,5% del curso 2018-19. Primero de la ESO fue el nivel donde más aumentó el número de estudiantes que pasaron de curso respecto al año anterior. El porcentaje creció 11,8 puntos, al pasar del 82,3% al 94,1%.
Esta cifra histórica de aprobados en el año de la pandemia es similar al del resto de comunidades autónomas, aunque Canarias es una de las regiones con mayor aumento porque arrastra una tasa de repetidores más alta. «El cierre de las aulas nos cogió desprevenidos y no era justo que el alumnado pagara las consecuencias, era necesario que se vieran recompensados por su esfuerzo; si no hubiera sido así se habría quedado atrás quienes menos recursos tenían», afirma la consejera canaria de Educación, Manuela Armas.
Otra de las medidas que implicaba ese acuerdo era reforzar este curso todo lo que no se pudo enseñar el anterior. «Contratar a los 800 docentes covid de primaria tenía como objetivo recuperar ese tiempo que los niños y niñas estuvieron fuera el curso pasado; en secundaria, el refuerzo de profesorado, obligado por las normas sanitarias, ha servido para bajar ratios y tener una atención más individualizada», destaca Armas.
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