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El acoso escolar se ha situado en el nivel más bajo de los últimos ocho años y la implicación del profesorado tiene mucho que ver con este fenomenal descenso de casi 40 puntos con relación a 2015. Si en el curso 2021-2022, el 25% de los alumnos reconocían que en sus clases se estaban produciendo casos de acoso escolar, en el curso pasado este porcentaje se ha situado por debajo del 12%. «Se ha reducido a la mitad en un año y es el nivel más bajo desde que comenzamos a realizar estos estudios en 2015», dice Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña, que junto a la Fundación Anar ha elaborado el informe 'La opinión de los estudiantes' sobre el 'bullying' en las aulas, que se basa en la respuesta de 9.616 alumnos de entre 11 y 14 años y 356 profesores de más de 200 centros.
En 2015 la mitad de los chicos y chicas encuestados afirmaban que en su aula se daban casos de 'bullying'. En ocho años se ha conseguido hacer retroceder este tipo de hostigamiento en 38 puntos porcentuales. «El dato confirma que se mantiene una tendencia decreciente en la percepción de casos de acoso escolar», señala Cooklin, que atribuye el descenso a una mayor sensibilidad de la sociedad y más específicamente de los profesores. Las medidas tomadas por las distintas administraciones y las campañas de prevención de Anar y Mutua Madrileña, entre otras entidades, han generalizado la puesta en marcha en colegios e institutos de «exigentes» protocolos de actuación para combatir el matonismo en las aulas. «Los profesores están más implicados y los colegios ya no miran tanto hacia otro lado como históricamente sucedía. Se detectan más casos y se actúa con mayor diligencia», resume Cooklin.
Lo cierto es que los docentes tienen cada vez más constancia de estos casos y la prueba es que hasta un 54% dice haber conocido alguno en sus aulas, ocho puntos más que en el curso anterior. Además, nueve de cada diez señala que la situación cesó en cuanto se tuvo conocimiento de ella y se intervino. Con todo, el experto de Mutua Madrileña insiste en que «todavía tenemos que permanecer muy vigilantes» en la medida en que en una clase de 30 alumnos casi dos siguen siendo víctimas de acoso escolar, el 6% del total.
Los insultos, las burlas y los motes se mantienen como la principal forma de agresión en clase. Es mencionada por casi nueve de cada diez estudiantes, aunque con un ligero descenso respecto a años anteriores. También ha bajado con fuerza –nada menos que en 20 puntos porcentuales– la difusión de rumores y las agresiones físicas como forma de meterse con la víctima. Eso sí advierten de los graves daños que pueden dejar los ataques psicológicos aunque no haya golpes de por medio. «No debemos minimizar los daños que el acoso psicológico puede producir ya que trae consecuencias muy graves para las víctimas, como baja autoestima, dificultades para relacionarse, ansiedad, agresividad, autolesiones e incluso ideas de suicidio», detalla Benjamín Ballesteros, director técnico de Anar.
Los motivos más frecuentes para meterse con la víctima son su aspecto físico (64%) y por las cosas que hace o dice (56%), porcentajes similares a los de otros años. Le siguen la cultura, la raza o la religión (27%) o «que huele mal o viene sucio» (25%).
Según el estudio, el perfil del acosador es el de un niño o niña que se cree superior, con problemas familiares, que es impulsivo y agresivo, y «que tiene problemas psicológicos», algo que va «en alza» en los últimos años.
El informe aporta otras dos novedades: van a menos las agresiones en grupo (siguen siendo mayoritarias, un 68%, pero el curso anterior eran casi el 73%); y el tipo de acoso que afecta a una única persona se ha disparado en 16 puntos, del 51% al 67%.
Además, casi uno de cada cuatro alumnos (el 23%) admite haber participado sin darse cuenta en una situación de acoso escolar, un porcentaje similar al de otros años.
En cuanto al ciberacoso, también ha descendido en el último curso, situándose en un 7,4%. WhatsApp e Instagram se emplean sobre todo en Secundaria, y en Primaria, además, TikTok, los juegos online y Twitch. En nueve de cada diez casos los 'malos' son del mismo centro escolar que la víctima, y en cerca de la mitad (el 46%), los alumnos sufrieron 'ciberbullying' durante varias semanas, y dos de cada diez estudiantes afirmaron haberlo padecido durante más de un año.
Precisamente es en el mal uso de la tecnología y de las redes sociales donde los profesores ponen el acento del acoso escolar, junto a la presión de grupo y la mayor tolerancia a la violencia, «que también tiene que ver con el uso de las pantallas, lo que están viendo a través de los videojuegos y de las series», apunta Lorenzo Cooklin.
Hay señales en el comportamiento de un niño o una niña que pueden poner a los padres en alerta de que sus hijos están sufriendo acoso escolar. Y no se debe esperar a que lo cuenten. Los estudios evidencian que más de un 70% de las víctimas de acoso escolar tardan de media 11 meses en contárselo a sus progenitores. «Esto indudablemente es demasiado tiempo y nosotros tenemos que detectarlo de forma anticipada», señala Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña. ¿Cuáles son esos síntomas? Tristeza, apatía, ansiedad, falta de sueño y de apetito son algunos de los más evidentes. Y por supuesto que cae o baja el rendimiento escolar. «Es muy importante detectar alguna de estas señales y poder hablar con los chicos y chicas, que ellos compartan con nosotros esa situación porque es la única vía que tenemos para corregirla primero y denunciarla después», apostilla Cooklin.
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