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No hace falta dejar tu huella

No hace falta dejar tu huella

Amontonar piedras para dejar una escultura en una playa, esculpir una cara en depósitos de ceniza volcánica o garabatear una antigua ermita en un parque rural son solo algunos de los actos vandálicos que denuncia la Fundación Telesforo Bravo Juan Coello como auténticos «atentados» contra el patrimonio canario. Por ello, han lanzado una campaña de concienciación Pasa sin huella, reclamando más educación y más vigilancia.

Jueves, 1 de enero 1970

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Los casos responden más a «una moda» que a un genuino interés artístico. Algunos se escudan en supersticiones de buena suerte, otros en un deseo por «embellecer» el lugar y hay quienes, simplemente, sienten la necesidad de que «su marca» trascienda. Pero lo cierto es que estas prácticas no son tan pictóricas ni inofensivas como puedan parecer.

A través de las imágenes de sus redes sociales, la Fundación Telesforo Bravo Juan Coello se ha hecho eco de lo que consideran un gran nivel de «incivismo, vandalismo e ignorancia» por parte de la población, que no son conscientes del daño que ocasionan al patrimonio y a los ecosistemas de nuestras islas, así como el impacto visual. En su campaña Pasa sin huella invitan a restringir la intervención humana en el medio natural haciendo pedagogía y demandando un mayor control por parte de las administraciones.

Los más polémicos

Esculturas de piedra en Puerto de la Cruz

La trasera del castillo de San Felipe, en Tenerife, se llena de centenares de estas tonguitas que se han vuelto, incluso, un reclamo para los turistas. De hecho, no es el único punto de la isla donde podemos encontrarlas ya que, además de otros puntos del litoral, llegan hasta zonas protegidas como las rutas del Parque Nacional del Teide y el Barranco del Infierno.

El problema que esto genera, más allá del impacto visual, es que al remover las piedras del suelo, éste queda al descubierto favoreciendo la erosión y, por tanto, afectando al crecimiento de la flora y el desarrollo de la fauna característica del lugar.

Vídeo.

Grabados en Lajares

Los depósitos de cenizas volcánicas del malpey de Bayuyo, en Lajares (La Oliva), han servido de lienzo para estas «obras». Un nuevo atentado contra el patrimonio geológico en el que es uno de los ocho cráteres volcánicos alienados en el norte de la isla que erupcionaron hace unos 135.000 años y en cuyas explosiones tiene origen parte del norte de Fuerteventura, así como la isla de Lobos.

Corazones en Las Dunas de Maspalomas

El deterioro de la Reserva Natural Especial de las Dunas de Maspalomas ha sido más que evidente en los últimos años, no sólo fruto de la erosión sino también de la falta conciencia ciudadana, lo que hace aún más evidente la necesitar de protegerla. Las críticas desde la Fundación señalan el transporte de rocas, «a veces desde bastante distancia», a las zonas donde solo hay arena para formar palabras, corazones y otros símbolos.

Garabatos en la Ermita de la Virgen de la Peña

El Barranco de las Peñitas es una de las zonas naturales más interesantes de Fuerteventura con un alto interés paisajístico. En una parte de su camino se encuentra una pequeña ermita que es parada obligatoria para los senderistas, quienes pueden dejar constancia de su paso en un libro de firmas en lugar de sus paredes.

Este tipo de prácticas ocurren habitualmente en varios reclamos de la isla. Otro ejemplo son las pintadas localizadas en las edificaciones anexas a la Casa de Los Coroneles, un monumento histórico emblemático de Canarias, tanto por lo imponente de su fábrica, como por haber sido residencia oficial del coronelato, poder que ejerció el dominio militar en Fuerteventura.

«A través de sus ventanas y puertas abiertas, se podría disfrutar de vistas únicas y de un ambiente que parecía detenido en el tiempo. Ahora, gracias a un tal Javi y a unos cuantos más, esos muros, esa madera y nuestros recuerdos, están manchados de pintura, profanados. Su abandono no justificaba esta acción». Así, manifestaban desde la Fundación su indignación.

El problema parece que comienza a abordarse en las Islas, aunque con pocas medidas concretas. La necesidad de una implicación de las instituciones públicas se hace, de nuevo, evidente. «Estamos perdiendo mucho, demasiado, en muy poco tiempo», advierten.

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