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Las pardelas se vuelven contra la jefa del Seprona

Las pardelas se vuelven contra la jefa del Seprona

El operativo de la Guardia Civil de 2015 en Alegranza afecta a la sargento Gloria Moreno, acusada de falsedad documental a la que la Fiscalía pide cuatro años de cárcel. 19 personas fueron identificadas en un asadero con aves protegidas.

Jueves, 1 de enero 1970

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saúl garcía (ahora plus) / arrecife

La asociación ecologista SEO Birdlife eligió en 2013 a la pardela cenicienta como ave del año. Es un ave marina protegida que anida cada año para reproducirse en Canarias, Azores o Madeira, donde pone un solo huevo. También es un ave protegida , cuya carne, que sabe a pescado, se consumía cuando no había otras carnes que comer. La mayor concentración de pardelas se da en el islote de Alegranza, en pleno Parque Natural del Archipiélago Chinijo, un islote deshabitado al norte de Lanzarote, de propiedad privada y para el que hay que pedir permiso para fondear.

En septiembre de 2015, el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de Lanzarote llevó a cabo un operativo para sorprender a un grupo de personas del que sospechaba que pretendían cazar aves para comérselas. Y que no era la primera vez. Los agentes decidieron inspeccionar el islote ante las «numerosas quejas de asociaciones ecologistas, ornitólogas, biólogos y ciudadanos» por la reiterada actividad cinegética ilegal de pardela desde hace años cada septiembre, según el atestado.

Cuando desembarcaron en la playa del Veril se encontraron una carpa con mesas, sillas y una cocina donde se estaba guisando pardela, tal y como confirmó el que hacía de cocinero. Identificaron a 19 personas y se encontraron posteriormente medio centenar de huras expoliadas. Tras el operativo se abrió un procedimiento penal en el que la Fiscalía pide que se sienten en el banquillo 11 de esas personas, acusadas de un delito contra el medio ambiente en su modalidad de protección de la fauna. El operativo fue un éxito y puso luz a la oscuridad de los rumores y denuncias que alertaban que cada año se producía esta caza furtiva.

Pero no todo el mundo pensó que había sido un éxito. El capitán del Seprona en Las Palmas, Germán García, admitió que la intervención iba a tener «más perjuicios que beneficios para el destacamento». Así lo dijo en su declaración ante el Juzgado de Instrucción 2 de Arrecife en el procedimiento en el que la sargento del Seprona, Gloria Moreno, que llevó a cabo el operativo, está acusada de un delito de falsedad en documento oficial y en el que la Fiscalía le pide una pena de cuatro años de prisión e inhabilitación especial para empleo o cargo público por un tiempo de tres años. Ese procedimiento es el último capítulo de una persecución interna hacia la sargento, cuyo prólogo está en ese operativo y cuyo final está por escribir.

García declaró que le comunicó esta opinión a Moreno al día siguiente del operativo. El capitán se quejaba de que la sargento no le hubiera informado y no se hubiera hecho acompañar de un cabo, como le había indicado él mismo días antes, ya que le había puesto la condición de que el servicio lo hiciera el Seprona. El operativo se había diseñado días antes cuando la sargento tuvo conocimiento de que varios barcos iban a fondear con la intención de cazar pardelas, pero unos días más tarde le informaron de que el Cabildo de Lanzarote no había otorgado esos permisos de fondeo y se llegó a la conclusión de que había que suspender el operativo y así se lo comunicaron al coronel.

Sin embargo, el operativo se hizo. La sargento le dijo al capitán que el cabo estaba de día libre «y no quería perjudicarlo» y que fue invitada a realizar la intervención por parte del teniente del Servicio del Mar de la Guardia Civil, con dos agentes de Fuerteventura. Antes esas explicaciones, García le dijo que «lo sucedido era inaceptable». Este procedimiento en el que está imputada Moreno nace precisamente de las sospechas de la propia sargento de que esas personas que cazaban pardelas habían sido avisadas en alguna ocasión de que la Guardia Civil iba a intervenir. Poco después de esa intervención, Moreno puso en conocimiento, primero del capitán de forma verbal y después por escrito ante el jefe del cuartel de Costa Teguise, que un trabajador de la estación biológica de Doñana que pasa temporadas en Alegranza le había comentado que Juan Carlos González Berriel, que había sido uno de los identificados en el asadero de 2015, le había comentado que en 2013 un agente del Seprona llamado Miguel le había avisado de un operativo en Alegranza.

Moreno denunció los hechos, que los investigó la Policía Judicial y se abrió un procedimiento penal contra el agente Miguel Ángel Padial, que se archivó. Posteriormente, fue Padial quien denunció a la sargento por denuncia falsa. El capitán García reconocía en ese procedimiento que el factor sorpresa era favorable para la Guardia Civil por las características de Alegranza, ya que, con una mínima «contravigilancia», se puede abortar cualquier intento de sorprender. Reconocía también que la sargento le había advertido en varias ocasiones de sus sospechas pero que consideraba que se trataba de rumores y datos subjetivos y que la sargento tenía una sospecha general sobre todos el destacamento.

García afirmó que hasta 2015 no se constató que se estaba produciendo la caza ilegal de pardelas en Alegranza y que ente 2008 y 2015 no había habido denuncias administrativas ni diligencias policiales de esta caza ilegal. No obstante, a lo largo de ese periodo y antes se conocía esa actividad. A Higinio Hernández, exconsejero de Agricultura y Ganadería del Cabildo, lo pillaron dos veces, en 1992 y en 1995, y en la segunda era miembro del gobierno insular. En 2007, Adena denunció la presencia de ocho embarcaciones fondeadas sin autorización en un fin de semana y pidió «mayor control y vigilancia».

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