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Las Montañas del Fuego a lo largo de la historia

Las Montañas del Fuego a lo largo de la historia

En el núcleo de las Montañas del Fuego, las temperaturas inusuales que provienen del subsuelo dan lugar a anomalías geotérmicas cuyos efectos son mostrados a los visitantes por medio de géiseres, combustión de aulagas o cocinando alimentos con el calor de la tierra. Este fenómeno ha atraído a turistas y locales a lo largo de las distintas décadas.

Cristina Pérez Cabrera / Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 1 de enero 1970

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Las primeras fotografías que se pueden encontrar de las Montañas de Fuego pertenecen al siglo XIX. Esta en concreto es una imagen de uno de los volcanes de Las Montañas del Fuego. La imagen pertenece al libro «Canarischen Inseln. Lanzarote und die Isletas», escrito por el naturalista austriaco Oscar Simony después de visitar el archipiélago en la década de 1890.

En el libro del austriaco Oscar Simony (Canarischen Inseln. Lanzarote und die Isletas), también aparece una fotografía de una colada volcánica en las Montañas del Fuego, generada durante la erupción de Timanfaya en el siglo XVIII.

Durante los años 1950-1960 los isleños comenzaban a realizar pruebas en Las Montañas del Fuego para observar si la antigua máquina producía energía a través del calor de la tierra. La expectación de hombres y mujeres ante el funcionamiento de la máquina queda plasmada en esta fotografía, de Javier Reyes Acuña (1951-1960).

Ir de excursión a las Montañas de Fuego era un plan para que algunos jóvenes fueran apasar un día de parranda. De pie, con guitarra, vemos a Fefo Rodríguez, destacado luchador y armador lanzaroteño que fundó diversos negocios en Mauritania, pasando un buen rato con sus allegados. (José Manuel Rodríguez Pérez, 1951-1960).

Sin mesa, ni sillas este grupo de amigos disfrutan de una comilona en Las Montañas del Fuego (en la actualidad Parque Nacional de Timanfaya). Entre ellos se encuentran Zenón Casanova, César García, Francisco Armas, Manuel Torres, Víctor Navarro, José Berenguer y Vicente Stinga. (Javier Reyes Acuña, 1951-1960).

Hay tradiciones que no cambian con el tiempo. La siesta después de la comida es una de ellas. Zenón Casanova, Francisco Armas, Manuel Torres, Víctor Navarro, Vicente Stinga, José Berenguer y Manuel Torres tumbados en el suelo, disfrutando de una siesta en la zona del Islote Hilario en Las Montañas del Fuego; hoy Parque nacional de Timanfaya. (Javier Reyes Acuña, 1951-1960).

Imagen de turistas paseando por las Montañas del Fuego a lomos de camello. Esta actividad, comenzada a mediados de la década de 1960, continúa siendo uno de los mayores reclamos turísticos de Lanzarote.

Grupo de trabajadores supervisando el desarrollo de las de obras en el restaurante «El Diablo», ubicado sobre el Islote de Hilario, en el Parque Nacional del Timanfaya. El edificio fue diseñado por César Manrique en 1970.

Demostración del calor subterráneo en la zona turística de las Montañas del Fuego. Tirar agua en el interior del subsuelo basta en estas tierras para que salga vapor a presión, un auténtico géiser. (Familia Sáenz Toledo, 1971-1980).

Liz y Liz Yaskiel, editores de la revista Lancelot en inglés, fotografiados junto a una amiga observando una de las exhibiciones que se realizan en las Montañas del Fuego, en la que el calor existente a escasa profundidad hace prender, en pocos segundos, la aulaga seca. (Colección privada Liz y Larry Yaskiel, 1981-1990).

Postal de «El Diablo» (cartel indicativo del Parque Nacional de Timanfaya), diseñado por César Manrique. (Colección de Rafael Silva).

Otro de los clásicos de las Montañas de Fuego tiene lugar en el Islote de Hilario. En el núcleo de las Montañas del Fuego, las altas temperaturas inusuales que provienen del subsuelo dan lugar a anomalías geotérmicas cuyos efectos son mostrados a los visitantes cocinando alimentos con el calor de la tierra. (Centros de Arte Cultura y Turismo, 1991-2000).

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