Cinco miradas a Lomo Magullo
Cinco pregoneras, cinco formas de vivir las fiestas de Las Nieves. Loli, Hilda, Ángela, Carmen y Teresa pondrán la mecha a un programa cargado de aniversarios. Llevan semanas ensayando.
G.Florido / telde
Un pregón en Lomo Magullo no es un pregón al uso. Sobre todo de unos años para acá. Y el de esta edición será aún más especial si cabe. Cinco mujeres que llevan el barrio en la sangre darán lo mejor de sí mismas para compartir con sus vecinos su forma de sentir, de vivir y de respirar Lomo Magullo y, cómo no, sus fiestas, las de las Nieves, que en esta ocasión están, además, de aniversario. Serán cinco miradas diferentes, en femenino, y de varias generaciones distintas. Las de Loli Sánchez Rodríguez, Hilda Ortega Sánchez, Ángela Herrera Martel, Carmen Suárez Lozano y Teresa Herrera Ortega.
Son cinco porque son cinco las décadas que cumple la Traída del Agua. Pero también cumple años la parroquia, 75. Y 10 la Traída del Agua infantil. «¿Que si lo vamos a nombrar? Es que si no lo nombramos, tenemos que quitar el pregón», sentencia Ángela. Es de lo poco que sueltan de esa noche, que, por cierto, será la del 25 de julio, a partir de las 21.00 horas. Teresa se apiada del periodista y dice algo más. «Será familiar».
Estaban sentadas en torno a una mesa en el local de La Viña. Parece que ensayan. ¿Acaso será un texto teatralizado? Tampoco coló. Al tratar de explicar por qué ensayan, solo a Loli se le escapa: «Lo importante de un pregón es contar nuestras vivencias; y al ser cinco, tenemos que consensuar las opiniones de unas y de otras, somos de diferentes edades, y son diferentes las vivencias», apuntó.
«Para mí es algo de mucha responsabilidad; es un orgullo, por supuestísimo, pero conlleva mucha responsabilidad». El tono de Ángela es tajante. Y luego sentencia: «Un pregón es un acto muy importante en una fiesta». Carmen abunda. «También impresiona porque Lomo Magullo es un pueblo que lleva una trayectoria de fiestas muy larga; y que es exigente, es uno de los retos que tenemos que vencer, es difícil a estas alturas hacer cosas nuevas».
Llevan en faena, preparándoselo, desde finales de junio. «Lo estamos intentando hacer lo mejor posible; por lo menos, esfuerzo le estamos poniendo», defiende Ángela. Se ven casi todos los días, al atardecer. Y en La Viña. «Es que en Lomo Magullo se oye todo, las paredes hablan», bromea Hilda. O no. Loli matiza. «Es que en el local social del barrio está la gente de la fiesta...».
Reunión familiar.
Fue la comisión la que les pidió, una a una, por separado, que asumieran el pregón. Tanto fue así que Teresa confiesa que cuando se lo dijeron, casi dijo que no, porque le da mucha vergüenza pero que se animó cuando supo que era coral, que compartiría escenario con otras mujeres. «Tan solo una semana antes pensé: si a mí me toca algún día ser pregonera, me da algo».
Metida como está en faena, ya ha perdido el miedo. Y más ese día, que en Lomo Magullo siempre es especial. «Es el punto de encuentro de todos, los que viven fuera y los de dentro», apunta Hilda. «La noche del pregón es como una gran reunión familiar», le sigue Carmen. Y Lomo Magullo pasa a ser la casa de todos.