Secciones
Servicios
Destacamos
Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
El Yacimiento Arqueológico Risco Caído emerge discreto tras una curva. Casi cuando se ha perdido la fe en encontrarlo y tras rebasar el cruce de caminos cuya veleta señala hacia un lado la ruta a El Hornillo o San Pedro en Agaete, y hacia Coruña o Artenara en la otra. El zumbido de los insectos y el lejano cacareo de las gallinas se convierte en el único sonido que acompasa y contrasta la caravana de políticos ávidos por su espacio en la foto que aguardan en Bakú por la designación como Patrimonio Mundial de la Unesco.
El conjunto de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria podría convertirse en el catalizador de la nueva vida turística de Artenara y Tejeda, municipios que conforman un triángulo con el yacimiento y que se preparan de la mano para afrontar los nuevos tiempos que están por venir.
Sin embargo, de nuevo en contraste con la marcha oficial en Azerbaiyán, ambos pueblos vivieron en la más absoluta normalidad los días previos a la decisión.
Se puede comprobar en Tejeda. Donde la vida camino despacio y en un tono con sordina que nadie se atreve a violentar. El pasado viernes la Cruz de Tejeda amanecía como cualquier otro día. El Asador Yolanda, un enclave mítico, abría sus puertas mientras Ana Rodríguez, hija de Yolanda, barría la entrada. Ella era la única persona a pie de calle en aquel momento. Y se mostraba ciertamente escéptica con las implicaciones de la decisión de Bakú. «Estoy muy a favor de todo lo que suponga preservar nuestro patrimonio, eso está clarísimo. Pero no tengo mucha confianza en que eso vaya a cambiar ese turismo de todo incluido al que estamos acostumbrados en Canarias», indicaba.
El testimonio de Rodríguez ilustra una jornada alrededor de los municipios que más esperan crecer con la posible nominación de Patrimonio Mundial de la Unesco.
Hoy convertido en foco de atención mediático, concibiéndose centros de interpretación en Artenara y el Bentayga, vecinos de Tejeda aseguran que Risco Caído siempre ha sido un gran desconocido. Así lo señala, por ejemplo, Juan Sarmiento. 80 años y gorra para protegerse del sol y dispuesto a enviar unas latas de Tropical vacías en el fondo de una bolsa de basura al definitivo sueño de los justos. «Yo trabajé muchos años de carbonero y he recorrido todas esas montañas trabajando. Y no sé del sito del que me habla», expresa.
Su desconocimiento no es norma, pero Ana Rodríguez insiste en que «es un lugar del que nunca se ha escuchado hablar a los mayores de por aquí».
Otros son más optimistas y esperan en que el Yacimiento sea un «booom» para sus municipios. Pero en otros queda la duda.
Mientras el sonido de fanfarrias llega desde Azerbaiyán la cumbre vive los días con su silencio reparador. Tostada por un sol sin tregua que la baña sobre el lechoso manto de nubes que roba luz a Las Palmas de Gran Canaria. «No tenemos miedo de que el nombramiento pueda cambiar la vida en el pueblo, que le haga perder su encanto si vienen de repente muchos turistas, se escucha en una callejuela estrecha en Tejeda.
Mientras, en el centro de interpretación de Artenara se está a la fresca. Con un aire acondicionado que da tregua, pero que todavía no recibe a visitantes hasta que en la agenda de Antonio Morales, presidente del Cabildo de Gran Canaria, haya espacio para la inauguración oficial. También discreto, y ajeno a las grandes ceremonias.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.