«Los almendros están dislocados» ya que no ha llovido desde noviembre
Ya el año pasado, la floración se adelantó debido a las altas temperaturas y arrancó en la primera quincena de enero, pero lo que ha pasado en este 2019 «no lo había visto nunca», reconocía Julián Santana, presidente de la Asociación Almendra de Gran Canaria.
En la isla, se pueden disfrutar de variedades como el atocha, ramillete o atascada, que ya están en flor y de otras no tan precoces que necesitan más frío se dan entre principios marzo y finales de abril.
«Los almendros este año están dislocados y es porque el tiempo no ha sido estable», detallaba Santana, perfecto conocedor de este fruto seco al que lleva defendiendo desde 2006, año en el que crearon la asociación. «Nació con el objeto potencial de la recuperación de los almendros existentes y la plantación de nuevos ejemplares», apunta, hechos ambos que han conseguido con mucho esfuerzo y dedicación a lo largo de todo este tiempo.
Ahora, observando este inusual fenómeno de la naturaleza, recuerda que la última lluvia que cayó en medianías y cumbre fue el 23 de noviembre, «por lo que llevamos casi dos meses sin que caiga una gota y sin frío. Por ese motivo los almendros reaccionan a esta situación anómala como si estuviésemos en primavera y floreciendo».
Apunta el presidente de la Asociación Almendra de Gran Canaria que hace ya muchos años el Gobierno de Canarias realizó un censo que determinaba que en Gran Canaria habían más de 200.000 almendros entre asilvestrados y situados en zonas cultivables. «Pero en los últimos años, se han plantado de variedades modernas sumando alrededor de 60 o 70.000 ejemplares más».
Industria
En Gran Canaria hay dos tipos de industria de almendra porque en la isla se consume «una cantidad ingente de este fruto seco», adelanta Julián Santana. «Hay muy pocas familias que se dedican a este negocio porque la mayoría dejaron el campo cuando llegó la prosperidad económica y el turismo. Por eso se abandonó esta tradición», cuenta. «Es una labor muy trabajosa porque se da en zonas escarpadas y peligrosas y requería de un esfuerzo que muchas veces no era rentable. Ahora hay personas que siguen dedicándose al cultivo y recolección de almendra, una empresa en Tejeda y otra en San Mateo que lo orienta a la repostería, aunque es una pena que hayamos pasado de exportar millones de kilos de almendra a países como Inglaterra y Holanda a comprarla fuera», se lamenta el presidente de la asociación. «Ahora se pueden recoger 30 o 40.000 kilos de almendra en toda la isla», estima por encima, porque «es imposible saberlo a ciencia cierta».
A pesar de que se ha pasado por una época de abandono del cultivo y recolección de la almendra en Gran Canaria, Santana advierte que se trata de un «producto no perecedero y que puede aguantar hasta tres años sin estropearse. Se puede afirmar que es rentable, aunque depende de muchos factores. Ahora mismo esta actividad está relativamente bien pagada», añade.
En la misma línea se posiciona Javier Macías, que trabaja en Dulces de Tejeda y la Tienda de Paco, en el casco del municipio del Nublo: «La gente antes no se preocupaba de recoger la almendra y se importaba de fuera pero estamos trabajando para volver a potenciar esta actividad», dice, a la vez que muestra su asombro porque no recuerda «haber visto al almendro en flor tan pronto. Es sorprendente y el tema de conversación de todos nosotros en el pueblo de Tejeda, sobre todo el extranjero que viene y alucina con este paisaje tan espectacular».
