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Las almas y los corazones de las galas

Las almas y los corazones de las galas

Cristina Pérez y Sylvia Martel cuentan con más de 20 años de experiencia como bailarinas y con una extensa formación. Hace más de una década que participaron por primera vez en la obertura de la gala de la reina del carnaval de Las Palmas de Gran Canaria. Este año se encargan de coreografíar las galas

Jueves, 1 de enero 1970

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Esta noche no solo bailarán sobre las tablas de Santa Catalina sino que debutan como responsables de coreografiar el cuento mágico ideado por Israel Reyes. «Vértigo hay, el justo y necesario. Los nervios siempre están ahí si bailas, montas la coreografía o diriges. Siempre tienes ese nervio que te ayuda a sacar ese carácter que se necesita sobre la escena. No son el mismo tipo, tenemos una especie de doble nerviosismo», afirman las dos.

El cambio de formato de la gala, que rompe con la tradicional y encorsetada obertura para dar rienda a un cuento mágico que será el hilo conductor de toda la gala supone un reto y un aliciente artístico. «Este año es diferente, tiene otros matices. Impone en cierto sentido. Son casi tres horas en las que no se pierde la tensión, en la que no hay momento para relajarse. Durante toda la gala van pasando cosas, entrando y saliendo figurantes y la tensión está hasta el último momento para todos, desde los bailarines, al director o las candidatas. Espectáculo puro y duro y en directo», recalcan.

Sin desvelar mucho para mantener las sorpresas, tanto Sylvia como Cristina tienen claro que la gala de esta noche cuenta con mucha «alma, magia y corazón detrás» y que va a suponer un antes y un después en la fiesta. «Va a ser digna de ver. Es preciosa. La puesta en escena es bestial y las candidatas son espectaculares. Todo encaja a la perfección», comenta Cristina. «No deben perdérsela. No creo que nadie se la pierda. Hay esencia, magia y mucha alma por detrás», matiza Sylvia.

Ellas capitanean un equipo de bailarines y figurantes rebosantes de ilusión y talento que esta noche se convertirán en criaturas fantásticas dispuestas a llenar de magia el carnaval.

Una larga noche a base de café

Salvo las candidatas a reina del carnaval que pisaron a mediodía de ayer las tablas de la mansión encantada creada por XhoXb en Santa Catalina para ensayar de cara a la gala de esta noche, el resto del elenco volvió al escenario tras una semana alejados de él. Anoche se avecinaban horas de ensayo, como es ya tradición en la víspera de la gala de elección de las carnestolendas capitalinas. «Necesitamos un buen ensayo general, si el tiempo lo permite, para ultimar detalles, aunque el trabajo está hecho. Será una noche larga [anoche para el lector], como siempre, pero con ilusión, muchas ganas y un termo de café calentito y el abrigo», afirma Cristina Pérez, antes de exclamar divertida: «¡Qué seria del carnaval sin una noche infinita de ensayo!».

Atrás quedan las contracturas, los dolores, el cansancio y las horas de ensayo. «Los dolores y contracturas están aunque no se vean, y en cuanto subes al escenario, se pasa todo. De repente llegas y se acaban los males», comenta Sylvia Martel.

Las lluvias, los cambios en el programa y la alerta por vientos del miércoles trastocaron los planes iniciales. Los dos últimos días los ensayos se trasladaron al pabellón seis de Infecar. «Producción se lo ha trabajado mucho, llegamos a Infecar con los espacios ya marcados, bien delimitados y fue fácil trabajar arriba. Se agradece hacerlo bajo techo cuando las condiciones meteorológicas no acompañan y hay que ensayar. Había hasta parte del vestuario y los bailarines lo tenían bastante claro, facilitaron mucho las cosas. Esos ensayos se han agradecido, de repente se ha unido todo el equipo que había. Hasta ese momento solo habíamos tenido un ensayo general el pasado fin de semana. Pudimos ensayar todos arriba por suerte», explican las dos. Una ilusión que Sylvia sabe resumir a la perfección: «Es como el día de Reyes cuando eras niño, ese sentimiento lo tienes en el ensayo general de la gala. Todo el mundo está atento y el equipo es una gran familia», sentencia.

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