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El Carlos Navarro, zona cero de San José

El Carlos Navarro, zona cero de San José

Más de 2.000 firmas exigen la rehabilitación del colegio abandonado. Sus aulas han sufrido seis incendios, otros nueve conatos, robos, actos vandálicos y fiestas ilegales. Los vecinos del barrio están hartos y piden medidas ya

Jueves, 1 de enero 1970

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La última gacetilla de Carlos Navarro Ruiz, que fuera cronista oficial de la ciudad, podría haber relatado la ruina del colegio que llevaba su nombre. Pero su título lo imprime el presidente de la asociación de vecinos de San José: «Esto es un desastre». Tras diez años sin uso, el centro se ha convertido en un lugar donde se congregan jóvenes que montan fiestas ilegales, okupas sin asistencia social y personas que realizan otro tipo de actividades menos salubres que acaban por generar incendios y provocar la alarma entre los vecinos.

«El colegio se cerró hace diez años pero durante los dos primeros hubo vigilancia», explica José Alemán, de la asociación de vecinos de San José, «luego quitaron la vigilancia y esto lleva ya ocho años a la deriva».

La lista de incidentes es elevada pero se lleva con minucioso detalle en el barrio: seis incendios importantes, otros nueve conatos, robo de puertas y ventanas de aluminio, documentación oficial tirada por el suelo con datos de antiguos alumnos, desaparición de las placas fotovoltaicas, fiestas en las que se congregan menores de edad los fines de semana...

La elipsis que implican los puntos continuos, junto a la falta de actuación de las administraciones públicas, es lo que ha terminado por desbordar la paciencia de los vecinos del barrio de San José. «La Policía ya ni viene cuando los llamamos», denuncia el representante vecinal.

Esto ha generado que los vecinos se concentraran ante el colegio hace unos días y que estén recogiendo firmas para exigir la rehabilitación del centro educativo, así como la cesión de una parte para uso vecinal. «Es prácticamente el único espacio libre de todo San José y no podemos usarlo para desarrollar nuestras actividades», lamenta Alemán, «es una auténtica pena».

Pero antes, habría que adoptar una serie de acciones urgentes para evitar que se sigan colando personas al interior del antiguo centro educativo, cuya comunidad se fusionó con la del 24 de Junio para dar lugar al colegio Alisios. Los vecinos reclaman ahora que se cierren los accesos soldándolos y que se levante un muro por un lateral del inmueble para evitar que también entren por ahí.

Vallado del inmueble.

El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria confirmó que «ya se ha avisado a los servicios para vallar el edificio e impedir que la gente entre». Desde el Consistorio se confirma que el antiguo colegio se convertirá en la universidad popular «más grande de toda Canarias». Un portavoz municipal detalló que el proyecto está hecho pero que está a la espera de «tener vía libre con la estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado (DUSI) para adjudicar la obra y comenzar». No hay, sin embargo, previsión de fechas para esto.

Y eso también preocupa a los residentes. «La excusa del DUSI llevamos escuchándola años pero no se hace nada», critican.

La situación que padecen los vecinos de San José también fue denunciada por el grupo municipal de Unidos por Gran Canaria. Su concejal, David Suárez, aseguró que los residentes de esta zona de la ciudad «llevan sufriendo actos vandálicos en el que fuera el colegio del barrio durante los últimos meses».

El edil se sumó a las quejas de la asociación de vecinos y denunció también «la situación de peligro que corre el inmueble municipal, que ha sufrido ya diferentes conatos de incendio». En su opinión, al gobierno tripartito, que está a punto de reeditar pacto al frente del Ayuntamiento capitalino, «no le importa que las mesas, sillas, estanterías y los libros sean atacados permanentemente por vándalos». También comparte con los vecinos que «la solución comienza por tapiar la entrada, que actualmente se encuentra totalmente abierta».

«Tocará lamentarse cuando suceda algo y no podamos recuperar este patrimonio municipal, tanto el inmueble como el mobiliario y el material que se encuentra dentro», añadió.

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