El almendro viste Gran Canaria de blanco y rosa
Las altas temperaturas han engañado al almendro haciéndole creer que ya estamos en primavera, por lo que ha florecido mucho antes de tiempo. Las cumbres y medianías altas de la isla están llenas de flores de este árbol que aporta un valor paisajístico incalculable del que están disfrutando miles de visitantes en esta época.
Francisco José Fajardo y Tejeda
Domingo, 6 de enero 2019, 19:46
Muy pocos vecinos de la cumbre y medianías de Gran Canaria recuerdan haber visto florecer el almendro en plena Navidad. «Es algo que nunca había visto, la verdad. Siempre ha sacado las flores un tiempo después de las fiestas pero ahora es asombroso como todos los almendros de aquí hasta allá arriba están llenos de flores. Es precioso», relataba feliz Adolfo desde su terreno en Valsequillo. Él, como tantos otros, no para de comentar con sus vecinos el color blanco y rosa que predomina ya en el centro de la isla, un fenómeno natural que viene dado por el calor que ha reinado durante este mes en las zonas altas y que ha engañado a este árbol haciéndole creer que ya estamos en primavera.
A partir de que bajan las temperaturas, los almendros experimentan un proceso llamado savia parada –o dormancia– que les ayuda a soportar el invierno y que cesa cuando llega el calor y el termómetro supera los ocho grados. En ese momento, el árbol afronta la nueva estación de crecimiento y florece. Pero hay veces que se confunden cuando hay variaciones climáticas como la que se ha producido este año, con un mes de diciembre anómalamente cálido y muy soleado en el que no ha llovido ni una gota. Ha predominado el viento del este acompañado de calima y estas circunstancias han traído calor al hábitat natural del almendro.
Esta especie, que necesita casi 400 horas de frío al año y una altura para subsistir a partir de la cota de 400 metros, se da especialmente en zonas como Valsequillo, Tejeda, San Bartolomé, la parte alta de Agaete y Telde, Santa Lucía y Artenara, sitios que se han cubierto de blanco y rosa este año, pero «no de nieve como suele ser habitual, sino de la flor del almendro», destacaba Orlando Díaz, que cuida de cientos de ellos en Tejeda. «La ausencia de nubes ha sido total y absoluta y solo a finales de esta semana han aparecido las primeras brumas», explica este entendido.
Historia. El almendro tuvo una economía vinculada muy importante en la isla, sobre todo en el siglo pasado, donde se plantó mucho, en la cuenca de Tejeda y Tirajana. En estos parajes se combinaba la apuesta por el almendro con el pastoreo porque, sobre todo al final del verano cuando soltaba la hoja, servía de alimento al animal y, en el sentido inverso, el mismo limpiaba el sotobosque del árbol. También era útil para leña y carboneo.
Incluso, recuerdan los expertos que hubo un intento fallido de considerar al almendro como especie invasora porque algunos pensaban que la isla se iba a llenar de estos ejemplares, pero imperó el sentido común y se respetó su presencia en medianías altas y cumbres ya que se trata de una especie muy adaptada a las condiciones de Gran Canaria, protege muy bien el suelo y combina perfectamente con el castañero y el nogal para dotar a la isla de un paisaje bello y singular. No solo aporta almendra y aceite, sino que el valor paisajístico que ofrece el almendro a Gran Canaria es incalculable porque en época de floración como ocurre en estos momentos, aporta un valor añadido, mientras que en verano, cuando todo se seca, él conserva el verde de sus hojas, dando color a las medianías del sur.
El almendro en flor ha adelantado su visita a Gran Canaria para el disfrute de todos aquellos que han subido a la cumbre para disfrutar de esta maravilla de la naturaleza.