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El olvido de unas salinas únicas

La decadencia por la desidia de instituciones y herederos y el incivismo de los visitantes, han provocado que un lugar único, de gran riqueza etnográfica y belleza paisajística, languidezca sin que nadie ponga remedio en la costa de Arucas.

Jueves, 1 de enero 1970

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A solo unos pasos de la autovía del Norte (GC-2) y con vistas privilegiadas a La Isleta y Las Canteras, las salinas del Bufadero son el ejemplo único de salina en piedra volcánica que aún queda en el archipiélago.

Construcción para la extracción primitiva de la sal sobre roca, esta edificación, según la estimaciones del Cabildo de Gran Canaria, podría tener su origen en la explotación artesanal que se efectuaba durante la etapa prehispánica, aunque su primera mención histórica data de 1721.

A pesar de su carácter único y valor etnográfico, pues los primeros pobladores de la islas se aprovisionaban de sal en cocederos naturales, usándola después como conservante de carnes y pescados, actualmente está expuesta sin control ni cuidado a la desconsideración de visitantes y curiosos, que las pisotean sin contemplaciones.

Rehabilitación sin cuidados

A pesar de la rehabilitación llevada a cabo por el Cabildo de Gran Canaria hace menos de una década, adecentando el entorno, reconstruyendo senderos, restaurando la caseta que forma parte de la explotación, reponiendo la cartelería y acordonando las salinas; el lugar languidece solo con el cuidado de un vecino del lugar que las mantiene a cambio de poder vender la poca sal que puede sacar.

Lugar para encuentros, vertedero ilegal o para mascotas

Las estacas de madera y las cuerdas que rodean las salinas no ejercen de elementos disuasorios, pues la construcción está pisada y, en algunos lugares, destrozada por los visitantes. Incluso el entorno es utilizado para encuentros furtivos, hacer nudismo o llevar a las mascotas a bañarlas con el agua salida.

Naturaleza salvaje

La estructura, a pocos metros del mar y junto al bufadero que da nombre a la zona, estaba organizada en charcos, con cocederos inundados con la marea alta y, en la parte más alta, maretas cristalizadoras, circulares y con fondo de barro que absorben la humedad para tratar la sal. En el entorno salvaje de la costa norteña, el bufadero le otorga carácter a las salinas con el golpeo constante y regular, tanto sonoro como visual, que da el mar sobre la roca volcánica.

Parte del solar es privado

La falta de acuerdo de los herederos de la parte privada de las salinas ha imposibilitado que el Cabildo de Gran Canaria, dueño del solar público, haya podido cuidar con más esmero el lugar con la creación de un centro de interpretación para visitantes. Para intentar recuperar la zona, cuyo entorno también está lleno de basura por improvisados vertederos ilegales, está proyectada la limpieza, señalización y promoción de las salinas en el plan de actuaciones en el litoral de la Mancomunidad del Norte para el fomento de las actividades turísticas.

Incluso algunas asociaciones culturales o el ayuntamiento ha solicitado que se lleve a cabo un procedimiento de declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), un trámite que no se puede llevar a cabo mientras el lugar siga en manos privadas y no haya consenso para tal consideración.

Reclamo para Arucas

El ayuntamiento de Arucas, que no tiene competencias sobre las Salinas del Bufadero, mira con impotencia como se desvanece un lugar que puede reforzar el interés turístico y, por lo tanto, ser una alternativa económica para el municipio. «En su momento el Cabildo tenía la intención de recuperar la zona, declararlo como BIC y hacer un centro etnográfico sobre las salinas porque es un lugar único, pero la falta de acuerdo de los herederos ha imposibilitado esta iniciativa. Las mantiene un señor del Puertillo que las cuida, pero es mínimo y no es la protección que merece un lugar así», asevera frustrado el alcalde de Arucas, Juan Jesús Facundo.

Senderos en un entorno de gran belleza

«El municipio reivindica que se cuiden las salinas y su entorno, porque hay varios senderos que recorren la costa de gran belleza que se podrían unir al proyecto de recuperación. Mucha gente pasea por ahí y sería una pena que se pierdan tanto las salinas como estos caminos junto a la costa», asevera el alcalde. «Esperamos que impere el sentido común, porque además del interés etnográfico, el entorno tiene un gran valor paisajístico y está bien cuidado».

¿Compra del Cabildo?

Una posible solución para salvar las salinas del Bufadero es que el Cabildo de Gran Canaria se hiciera con la titularidad de la parte privada. Los dueños están interesados en vender y, aunque desde el ayuntamiento se apunta a que han habido contactos al inicio del actual mandado en 2015, no se alcanzó un acuerdo satisfactorio y la posibilidad ha quedado aparcada a pesar del valor del lugar para la historia de Gran Canaria y del archipiélago en general.

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