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El albergue entra en el siglo XXI

El albergue entra en el siglo XXI

Gesplan asumió la gestión del albergue insular de animales, en Bañaderos, en enero de este año. El Cabildo dijo que buscaba un cambio. ¿En qué se ha notado? En esencia, en que el centro ha entrado al fin en el siglo XXI. No había ni ordenadores. Ahora, advierte Gesplan, se cumplen los protocolos.

Gaumet Florido y / Arucas

Martes, 21 de julio 2020, 15:33

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Las fichas de los perros y gatos que ingresaban en el albergue (aquí llegan entregados por sus dueños o capturados tras ser abandonados) se hacían a mano y en papeles sueltos. No había acta de ingreso. El animal no era identificado dentro del recinto. Agua y comida se suministraban a granel, sin control, y en receptáculos que no ayudan a cuidar la higiene. Los trabajadores estaban a tiempo parcial. La basura se acumulaba en cuartos y espacios abiertos. El horario de visita era muy reducido. Y las administraciones debían ponerse a la cola y esperar días para traer a los animales pese a que muchos no disponen de instalaciones adecuadas para mantenerlos.

Son algunas de las deficiencias que arrastraba el recinto y que enumera su nuevo gerente, Gustavo Viera, de Gesplan, la empresa pública del Gobierno canario a la que el Cabildo le ha encomendado la gestión temporal del albergue. La entidad recibirá al año 380.000 euros para afrontar los gastos de este servicio público, pero, además, el departamento del que depende, el área de Medio Ambiente, ha previsto para este año una partida de 150.000 euros para obras de mejora.

Explica Viera que, dados estos mimbres, los primeros esfuerzos se centraron en darle una buena limpieza a las instalaciones y en invertir 3.000 euros para dotarlo del equipamiento informático necesario. Ahora todo está informatizado y registrado, desde las actas de ingreso a las fichas de los animales o las adopciones. De cada perro o gato que entra se abre un expediente con su propio código donde se incorporan datos sobre su origen, características y ubicación en el albergue. Todo lo que le pase a ese animal quedará ahí negro sobre blanco, desde enfermedades a operaciones. A cada uno se le coloca una pequeña cinta en el cuello con su código para una rápida y correcta identificación por el personal. Y, una vez se complete la ficha, se le deriva a la jaula que le corresponda, según sea macho o hembra, de raza grande o pequeña.

Además, se ha ampliado el contrato a las tres trabajadoras, dos veterinarias y una auxiliar de veterinaria, para mañana y tarde, y se ha contratado a dos operarios más para mantenimiento y limpieza. Los ayuntamientos pueden traer animales todos los días a primera hora. Se compraron jaulas homologadas para los hospitales, se cambiarán los comederos y bebederos y se quitarán los corrales (los perros suelen pelearse).

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