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Los temporeros romanos de la púrpura

Los temporeros romanos de la púrpura

La comunidad científica canaria lleva años esperando por los resultados de las prospecciones arqueológicas en Lobos. Anoche se presentaron las primeras conclusiones de la investigación que descubrió un taller de púrpura romano en el islote y que, cuanto menos, vienen a colocar a Canarias dentro del límite sur del Imperio Romano.

Rosa Rodríguez y Santa Cruz de Tenerife

Jueves, 1 de enero 1970

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La excavación del yacimiento descubierto en el islote de Lobos (Fuerteventura) con restos de un posible asentamiento romano había despertado tal interés de la comunidad científica que los primeros resultados de la campaña que se llevó a cabo entre 2012 y 2013 y que anoche se presentaron en Tenerife supieron a poco. De momento, las primeras conclusiones firmes apunta ya a una modificación de los límites meridionales del Imperio Romano, para incorporar a Canarias.

Cinco años después de que arrancaran las investigaciones en Lobos, propiciadas por el hallazgo casual de un ánfora romana en la playa de La Concha, la catedrática de Prehistoria de la Universidad de La Laguna (ULL) Carmina del Arco, su hermana Mercedes y las también arqueólogas del Museo Arqueológico de Tenerife Candelaria Rosario y Carmen Benito, están en condiciones de afirmar que la presencia del mundo romano en Canarias «fue un hecho» y que, además, según Mercedes del Arco, estaba directamente relacionada con «la explotación de un recurso concreto, la Stramonita haematoma», el molusco del que se extraía la púrpura, el tinte más preciado en Roma.

Taller

Los restos de malacofauna, asociados a una gran cantidad de material cerámico romano, vienen a confirmar que en Lobos hubo un taller de procesado de púrpura y que, al menos de manera estacional, hubo emplazamientos romanos. «Todo hace pensar que venían por la fachada atlántica como temporeros y que llegaron a Canarias en busca de lo único que les podía interesar, porque aquí no había otra cosa», afirma Mercedes del Arco.

Las primeras dataciones fechan estos materiales entre el primer cuarto siglo I antes de Cristo y el primer cuarto del siglo I después de Cristo, «unos 50 años» en los que el taller de púrpura pudo estar en explotación en Lobos, pero «sin contacto con los indígenas canarios», dice del Arco.

La investigación multidiscipliar llevada a cabo en Lobos permite afirmar, asegura la arqueóloga Mercedes del Arco, que el mundo conocido de los romanos se amplia desde Mogador al menos hasta el islote de Lobos, donde de manera estacional hubo uno o varios asentamientos humanos relacionados con la extracción de púrpura. Y también viene a dejar claro que, en ese lugar, «no hubo contacto alguno entre los romanos y los indígenas canarios».

«Ni en las excavaciones llevadas a cabo en la primera campaña, ni en las posteriores se ha hallado ningún material de convivencia», indica Mercedes del Arco, que sí es tajante a la hora de afirmar que «sin duda el yacimiento de Lobos es un taller de púrpura» y que debió ser «importante» porque sólo en el primero (de momento hay tres ) se halló una conchera con 68.000 restos de Stramonita haemastoma», el molusco conocido como carnadilla del que se extrae la púrpura, además de los utensilios necesarios para ello y las cerámicas y demás restos que evidencian la existencia de un asentamiento. Lo que no se sabe, dice, es «cuántas veces estuvieron en el islote en ese periodo de alrededor de 50 años» en el que se ha datado el yacimiento.

Para Mercedes del Arco, este es «un primer descubrimiento» que invita, dice, a seguir buscando porque «debe haber más asentamientos romanos».

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