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Dio cinco pasos, abrió las alas y se echó a volar: la guirre Butihondo, la única superviviente de la intoxicación del pasado 26 de abril en Cofete, recuperó este lunes la libertad.
En el envenenamiento que sacudió a la conservación de la subespecie endémica -que además es símbolo de Fuerteventura- murieron dos guirres, la pareja que anidaba en Cofete. Butihondo fue la única superviviente gracias a los cuidados del equipo veterinario del Oasis Wildlife. Durante un mes y una semana, la hembra se recuperó en el centro situado en La Lajita hasta que este lunes pudo volver a los cielos majoreros tras colocarle de nuevo el radiotransmisor.
La estación biológica de Doñana (dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas), el Gobierno de Canarias y la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo de Fuerteventura suman decenios de trabajos de conservación y seguimiento del guirre cuya población superaba los 250 ejemplares.
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